A veces, podemos abrir las puertas al desánimo al sentirnos tentados a creer o pensar que los “GRANDES” hombres que admiramos de la Biblia, eran superiores a nosotros o algo más que seres humanos; pero ésta percepción está muy lejos de ser la realidad que nos muestra la Palabra de Dios.
Santiago, nos presenta a Elías cuyo nombre significa “mi Dios es el Señor” o “Jehová es mi Dios“; un reconocido hombre de Dios, respetado y venerado por judíos y cristianos, como un hombre “sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” (5:17).
El texto bíblico claramente nos dice que Elías era un hombre con debilidades o fragilidades humanas o como dice una expresión idiomática: “de carne y huesos”. A pesar de haber experimentado la mano de Dios en favor de su persona y ministerio como cuando tuvo el valor de ponerse de pié delante de Acab y a pesar de haber sido testigo del poder arrollador de Dios en aquel día en el monte Carmelo; en el Primer Libro de los Reyes en el capítulo 19 encontramos que Elías al enterarse de que Jezabel lo había sentenciado a morir “se asustó y huyó para ponerse a salvo” (vs.3).
El relato de este acontecimiento también nos dice que Elías después de haber caminado todo un día por el desierto, al llegar adonde había un arbusto, se sentó a su sombra “con ganas de morirse” y protestó “¡Estoy harto, SEÑOR!. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados” (vs.4)
Las páginas de la Biblia constantemente nos previenen de no caer en rendirle culto y admiración excesiva “a la personalidad de un hombre”, no importa si a éste hombre Dios mismo se lo llevó al cielo estando aún vivo como lo fue en el caso de Elías.
Elías mismo reconoció que no era superior a los otros hombres de Dios que le precedieron; sabía que era simplemente “un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” y que solamente Dios tiene poder para cerrar o abrir las puertas de los cielos. Elías lo expresó de esta manera: “SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo en obediencia a tu palabra” (1Reyes 18:37)
Gracia y Paz!
Sergio
“Amigo de Jesús ”