La nación de Israel, después de la muerte de Josué dejó de tener un compromiso serio con Dios; como consecuencia perdió su hegemonía, su desarrollo nacional prácticamente se paralizó, cayó en la idolatría y constantemente vivió bajo la amenaza de otros pueblos que deseaban destruirlos.
La época de los Jueces, se convirtió en un tiempo de anarquía, por lo tanto no es de extrañar que el hambre y la miseria se extendiera por la tierra de Israel.
Elimelec se vió forzado a tomar a su esposa Noemí y a su familia, y emigrar desde Belén a la región de Moab en donde sus dos hijos Mahlón y Quelión se casaron con Orfa y Rut. Mientras moraban en tierra extranjera fueron golpeados por la tragedia y la adversidad; las tres mujeres quedaron viudas.
Diez años más tarde, Noemí recibió noticias de que la nación hebrea estaba recobrando su prosperidad. Sus pensamientos y recuerdos nostálgicos de un pasado menos triste y adverso la animaron a considerar el regreso a su tierra, a Belén su “Casa de Pan“.
Rut y Orfa comenzaron juntas el viaje a Belén, pero mientras iban de camino Noemí instó a las jóvenes viudas a que regresasen a Moab su tierra natal y se volvieran a casar. Rut y Orfa exclamaron: “¡No! Nosotras volveremos contigo a tu pueblo“; pero finalmente Orfa regresó “a su pueblo y a sus dioses“.
En cambio, Rut se aferró de Noemí y expresó firmemente su resolución irrevocable de seguir al lado de su suegra y de servir al Dios de Israel. Las palabras de Rut a Noemí han pasado a ser una de las declaraciones de amor, compromiso y fidelidad más excelsa que jamás pueda haber brotado de los labios de un poeta o de las manos de un escritor:” ¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separara de ti algo que no sea la muerte! ” (Rut 1:16, 17). N.V.I.
Dios bendijo con creces la decisión de Rut y como resultado de su paso de fe, se desarrolló otra historia de amor que concluyó en un matrimonio feliz. Y como corona de bendiciones Rut fue incorporada al pueblo de Dios sin ser israelita; llegando a ser una de las honradas antecesoras de nuestro Señor Jesucristo, la personificación inigualable del Amor de Dios hacia toda la humanidad.
H.Morton dijo: “La cualidad más sobresaliente de Rut fue la belleza de su corazón, la generosidad de su alma, un firme sentido del deber y una mansedumbre que con frecuencia corre parejas con la decisión.”
La persona de Rut, no es solamente un ejemplo de amor, fe y lealtad; sino también una gran demostración de que podemos llegar a tener un vida llena de bendiciones cuando nos refugiamos “bajo las alas del Señor, Dios de Israel.” (ver Rut 2:12)
Gracia y Paz!
Sergio
“Amigo de Jesús”