El 24 de Agosto del año 79 de la era cristiana la hermosa y floreciente ciudad de Pompeya quedó completamente destruida por la erupción del volcán Vesubio.
La ciudad fue descubierta a fines del Siglo XVI por el ingeniero y arquitecto italiano Doménico Fontana en el proceso de la construcción de un acueducto y un sistema hidráulico para la ciudad de Nápoles y poblaciones cercanas.
A partir de su descubrimiento comenzaron las excavaciones arqueológicas de la ciudad de Pompeya las cuales trajeron a la luz palacios, edificios públicos, templos, teatros y casas particulares. Asimismo, se encontraron los restos de más de dos mil víctimas del desastre incluidos varios gladiadores romanos que habían sido encadenados para que no se escaparan o suicidaran.
Pero también se descubrieron los despojos de un centinela que permaneció fiel en su puesto con una de sus manos sobre la boca y la nariz tratando de evitar la sofocación que al final lo llevó a su muerte.
Vivimos en un mundo que lentamente se asfixia bajo las cenizas de los frutos del pecado y en el cual muchos cristianos han sido sofocados bajo las artimañas del príncipe de las tinieblas, pero Jesús nos exhorta diciéndonos:”Sé fiel hasta la muerte” y juntamente con Su invitación nos hace una promesa “Y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10)
Si un soldado romano pudo mantenerse firme y leal a las órdenes de un poder terrenal, nosotros también podemos mantenernos fieles en obediencia a Jesús, nuestro Rey de Reyes y Señor de Señores quien nos ha garantizado la vida eterna.
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” (2 Timoteo 2:3,4)
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús“