El Hombre Propone y Dios Dispone

“El Hombre  Propone y Dios Dispone”

 Pablo y Silas,  por la gracia de Dios; habían sido testigos de resultados excepcionales  predicando el evangelio en la región de Frigia y Galacia. Los frutos positivos  superaban la oposición y los obstáculos que generalmente enfrentaban, así que “las  iglesias se fortalecían en la fe, y crecían en número día tras día” (Hechos  16:5 N.V.I.).

Es en medio de  esa excitación que Pablo y Silas se propusieron dirigir su misión evangelística  directamente a las ciudades más grandes de la provincia de Asia pero, “les  fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia” (vs.  6)

Siendo que el  Espíritu Santo les prohibió predicar en el Asia Menor, decidieron cambiar la  estrategia misionera, e “intentaron ir a Bitinia (a lo largo de la costa  del Mar Negro), pero el Espíritu no se lo permitió” (vs. 7). Así que, se  fueron al puerto de la ciudad de Troas, desde donde Pablo y Silas podían mirar a  través del Mar Egeo hacia Grecia, el umbral de Europa.

Fue en Troas,  que durante la noche Pablo tuvo una visión en la cual veía a un hombre de la  región de Macedonia que le rogaba con urgencia:”Pasa a Macedonia y ayúdanos”  (vs.9). Pablo reconoció en la visión, un llamado directo de Dios y al día  siguiente zarparon de Troas hacia Macedonia con el fin de anunciar el evangelio  allí.

Pablo y Silas,  no creo que conocían las palabras del refrán “El Hombre Propone y Dios  Dispone” que nosotros hoy conocemos, pero creían en la Soberanía de Dios en  sus vidas, por lo tanto no fueron rebeldes a la dirección del Espíritu Santo.

Dios no les  reveló o les “dio una explicación” de Sus motivos por haberles cerrado las  puertas en la región del Asia Menor. Por otro lado, tampoco encontramos a Pablo  y Silas cuestionando a Dios y a sus órdenes a pesar de la incomodidad que les  debe haber causado moverse de un lugar a otro, especialmente en aquellos  tiempos.

Los frutos de  haber sido obedientes al llamado de Dios y a la voz del Espíritu Santo no se  hicieron tardar y en Filipos, una de las ciudades principales de la provincia de  Macedonia se convirtieron Lidia y toda su familia, una joven poseída, el  carcelero y toda su casa. ¡Las puertas del evangelio se abrieron en Europa!

Los Cristianos  hay veces queremos “Bitinias” pero Dios tiene “Macedonias”; y otras veces  nuestros planes “fracasan” (aunque lógicamente puedan ser buenos)  para que el  honor y la gloria de nuestras “victorias” sean para Dios, porque en resumen “El  Hombre Propone y Dios Dispone“.

Gracia y Paz

Sergio

Amigo de  Jesús

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