¡Ciudadanos del Cielo!

Los medios de comunicación  secular hispanoparlantes en los E.E.U.U. constantemente están exhortando a las  personas con residencia legal a procesar al cumplirse el tiempo requerido por la  ley, la documentación necesaria con el objetivo de convertirse en ciudadanos del  país mencionado y así poder lograr los derechos y privilegios que ofrece la  nación norteamericana.

Pero, lo que no se ha escuchado  hasta el momento en los medios de difusión masiva secular es una invitación al  pueblo latinoamericano a convertirse en CIUDADANOS DEL CIELO.

Miles de personas cada año  deciden hacerse ciudadanos americanos y otras no lo hacen porque no desean  renunciar a su nacionalidad original o por otras razones personales. El hacerse  ciudadano de los E.E.U.U. o de cualquier otra nación del mundo es una opción y  no una obligación.

La Biblia claramente nos dice:  “Nuestra ciudadanía está en los cielos…( Filipenses 3:20 ).

La palabra ciudadanía es  e implica un estado de derecho y privilegio que el gobierno de un país le otorga  a un poblador para que viva libremente en el territorio de ese país en el cual  la persona no nació.

Pablo, afirma rotundamente que  la ciudadanía de un hijo de Dios está en los cielos.

Los países del mundo tienen  leyes específicas respecto a cómo poder llegar a ser ciudadanos de una nación.  Los requisitos generalmente están relacionados con la profesión que la persona  ejerce, el tiempo continuo que la persona ha vivido en ese país, los  antecedentes de la conducta cívica de la persona en el país de origen, etc. Pero,  para recibir el derecho de ser ciudadanos del cielo no se requiere nada  de lo mencionado anteriormente.

A Dios no le interesa ni mi  país de nacimiento, ni mi cultura, ni mi educación, ni mis antecedentes de  conducta, ni el tiempo que he residido en cualquier nación de las creadas por el  hombre, etc.

El apóstol continuó diciendo: “Nuestra  ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos al SALVADOR, al SEÑOR  JESUCRISTO“.

En la introducción dijimos que  algunas personas toman la decisión de hacerse ciudadanos de los E.E.U.U. y otras  personas prefieren mantener su ciudadanía original; pero, para llegar a ser CIUDADANOS DEL CIELO, existe un sólo camino y no es opcional tomarlo.

El Señor Jesucristo debe poner  en nuestro pasaporte espiritual un sello que dice: ¡Autorizado a ser CIUDADANO DEL CIELO porque me ha aceptado como su Salvador y hoy es parte de  la familia de mi Padre!

Nuestra responsabilidad como  Cristianos es invitar a otros a convertirse en CIUDADANOS DEL CIELO, para  que un día juntamente con nosotros podamos escuchar de los labios del Rey de  Reyes y Señor de Señores: “Venid benditos de mi Padre, heredad el reino  preparado para vosotros desde la fundación del mundo.(Mateo 25:34)

Gracia y Paz

Sergio

“Amigo de Jesús”

 

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