¿Qué quieres que haga por ti?

El evento al que haré  referencia ocurrió muy cerca de la ciudad de Jericó. Fue en ocasión del último  viaje de Jesús a Jerusalén. Se acercaba la celebración de la Pascua y una  cantidad de peregrinos transitaba el camino que conducía del valle del Jordán a  Jerusalén.

Un ciego llamado Bartimeo que  estaba junto al camino mendigando, notó una diferencia en uno de los grupos de  personas que estaban pasando cerca de él y preguntó qué era lo que estaba  aconteciendo.

 “Jesús de Nazaret está  pasando por aquí” – le respondieron. ( ver Lucas 18:35-43 )

“¿Jesús nazareno está  pasando por aquí?” – preguntó el ciego mendigo.

Bartimeo, evidentemente había  oído hablar de Jesús y en especial de su poder sanador. En un día de reposo, en  una sinagoga ubicada en Nazaret, Jesús mismo había definido su ministerio,  usando las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí…me  ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los  quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, Y VISTA A LOS  CIEGOS…(Lucas 4:18)

 Bartimeo creía que el Maestro  lo podía sanar, pero como era ciego, le resultaba casi imposible acercarse al  Señor sin ayuda y hasta ese momento nadie se había ofrecido para llevarlo  delante de la presencia de Jesús. ¡Su gran oportunidad había llegado y no la iba  a dejar pasar!

Bartimeo exclamó gritando: “¡Jesús,  Hijo de David, ten misericordia de mí!

 A pesar de los intentos de  algunos que lo reprendieron para que se callara, Bartimeo “se puso a gritar  aún más fuerte: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!

 Jesús entonces se detuvo y  mandó que le trajeran a aquel hombre. Es interesante observar que los mismos que  antes le habían pedido que se callara ahora le dijeron: “¡Animo! ¡Levántate!  Te llama.( Marcos 10:49 N.V.I.)

 El ciego arrojó su capa, se  levantó  y se acercó a Jesús quien le preguntó tiernamente:¿Qué quieres que  haga por ti?

Al escuchar estas palabras, la  respuesta de Bartimeo no se hizo tardar: “Señor, quiero ver . ¡Recibe la  vista! -le dijo Jesús -. Tu fe te ha sanado.”

La historia concluye  diciéndonos que Bartimeo en seguida recobró la vista, glorificaba a Dios y  siguió a Jesús, Su Señor, Salvador y Sanador en el camino.

 Hoy, Jesús nos hace la misma  pregunta que le hizo aquel día al ciego: ¿Qué quieres que haga por ti?.  Asimismo, desea que aprendas de este incidente a tener una fe y convicción  tan grande en Su poder; que  El sea honrado y glorificado a tal grado que te  pueda responder como a Bartimeo: ¡Recibe lo que me has pedido!

 Gracia y Paz

Sergio

“Amigo de Jesús”

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