El profeta Balaam, es la persona de la cual el apóstol Pedro nos dice indubitablemente: “Amó el premio de la maldad.” ( 2 Pedro 2:15 )
En el contexto del versículo usado, Pedro está previniendo a la iglesia de los falsos profetas y maestros y no tiene ningún temor de confrontarlos describiendo claramente el carácter de ellos. Entre otras cosas los acusa de ser: atrevidos, arrogantes, animales irracionales, sucios, entregados a pasiones desenfrenadas, insaciables en el pecar, seductores, avaros, fuentes sin agua, etc.
Pedro, le pone “el último clavo al ataúd” a su ataque frontal a este tipo de personas diciendo: “Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam… el cual AMÓ EL PREMIO DE LA MALDAD.”
La primera vez que leí 2 Pedro 2:15, tengo que admitir que me llamó mucho la atención la expresión que usa el apóstol: “el premio de la maldad“; pero asimismo tengo que admitir que la misma es muy fidedigna a lo que enseña el resto de las Sagradas Escrituras.
Al final de libro de Apocalipsis, encontramos a Jesús, el Alfa y la Omega haciendo una promesa:”He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para RECOMPENSAR A CADA UNO SEGUN SEA SU OBRA.” ( 22:12 )
Dios, cuyos atributos son el Amor y la Justicia, nos va a dar a cada uno un premio o una recompensa de acuerdo al camino que nosotros mismos decidimos tomar en nuestra vida terrenal.
En el caso de Balaam, la Palabra nos dice que “dejó el camino recto y AMÓ EL PREMIO DE LA MALDAD” o como dicen algunas versiones escogió “seguir la senda de la injusticia.” (N.V.I.)
Lenski, en su obra Interpretation, comentando acerca de Balaam escribió: “Balaam es un terrible ejemplo de un hombre que era profeta, al que Dios le dijo claramente lo que no debía hacer, al que Dios estorbó en sus malas acciones, incluso empleando un asna muda para que le hablase, pero que a pesar de todo se aferró secretamente a su amor por lo que pensaba que podría conseguir mediante la injusticia, y que por ello pereció.” ( págs. 326,327 )
En Números 31:16, vemos que Balaam fue el responsable de conducir a los hijos de Israel a una terrible corrupción espiritual y moral, por la cual Dios mandó una plaga que produjo una mortandad de veinticuatro mil ofensores.
Oremos para que Dios nos ayude a mantenernos en guardia constantemente y así el diablo no pueda desviarnos del camino recto y del camino de la santidad.
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”