DEJEMOS DE SER NIÑOS

Se conoce como  “El Niño“, al efecto climático que se produce con el calentamiento de las  aguas en la superficie del Océano Pacífico. “El Niño” resurge cada tres a  siete años y su período de vida puede oscilar entre un par de semanas hasta un  año; afectando no solamente las tres Américas sino otras regiones geográficas  del planeta.

Las  consecuencias que genera  “El Niño” pueden llegar a ser devastadoras  tanto en el área ambiental, como en la socioeconomía y en la fauna silvestre y  acuática de todo un continente.

Los mecanismos  que producen “El Niño” siguen siendo investigados por los expertos en la  materia a quienes se les ha hecho todo un desafío llegar a descubrir un patrón  específico o las causantes que originan éste fenómeno climático y así poder  pronosticar o prevenir con la debida anticipación la aproximación del mismo a  una región del mundo.

El Niño“,  fue bautizado con éste nombre por su conducta imprevisible y porque los  resultados de la inestabilidad de sus actos son un claro reflejo de los rasgos  distintivos que comúnmente caracterizan a un niño. “El Niño” puede llevar  a una región intensas precipitaciones lluviales, inundaciones y deslizamientos;  y al mismo tiempo sequías, tormentas eléctricas e incendios forestales a otra  región diferente del continente y en algunos casos aún del mismo país.

En la carta a  los Efesios, Pablo exhorta a los miembros de la iglesia a capacitarse  para la obra de servicio en el ministerio, a promover la edificación del cuerpo  de Cristo con el fin de que todos lleguemos a la unidad de fe y alcancemos la  plena madurez que produce el conocimiento de Jesús. Entonces, “ya no seremos  NIÑOS, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de  doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error( 4: 14, Nueva Biblia de los Hispanos )

William  MacDonald nos dice que: “Los creyentes que nunca se involucran en un agresivo  servicio para Cristo nunca salen de la condición de niños espirituales…y  son vulnerables ante las grotescas novedades y modas de engañadores  profesionales. Se tornan nómadas religiosos, yendo a la deriva, de una atractiva  fantasía a otra.”

Una persona que  nunca deja de ser un niño espiritual, tendrá una vida caracterizada por  la inmadurez, la inestabilidad y una actitud de  constante incredulidad hacia la Palabra de Dios pura, no  adulterada con la doctrina de hombres engañadores.

El apóstol  Pablo comparte su testimonio de victoria en ésta área diciendo: “CUANDO YO  ERA NIÑO, HABLABA COMO NIÑO, PENSABA COMO NIÑO, JUZGABA COMO NIÑO; MAS CUANDO YA  FUI HOMBRE, ¡DEJE LO QUE ERA DE NIÑO! ( 1 Corintios 13:11 )

Gracia y Paz

Sergio

“Amigo de Jesús”

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