El Angel de Jehová y la Trinidad
Pablo Santomauro
La doctrina del Angel de Jehová es fascinantemente instructiva. Es de lamentarse que poco o nada se enseña de ella en las iglesias del mundo moderno. Grandes hombres de Dios han escrito sobre la doctrina, y poco es lo que yo puedo agregar a lo ya dicho. El Dr. Ron Rhodes ha hecho un trabajo estupendo sobre el Angel de Jehová, sistematizando la doctrina en su libro “Cristo antes del Pesebre” (Christ Before the Manger, Baker, 1992). A modo de introducción, veamos algunos conceptos presentados por el Dr. Rhodes. El Angel de Jehová es un personaje que hace su aparición por primera vez en Génesis 16. Es el personaje que se le aparece a Agar, la sierva de Sara, y le dice: “Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de su multitud” (Gn. 16:10). Esta promesa, ya desde un comienzo debería capturar la atención de cualquier estudiante de la Biblia. No solamente requiere el atributo de omnisciencia por parte del personaje que la pronuncia, sino que el atributo de omnipotencia también es necesario para poder cumplir la promesa. Teniendo en cuenta esto, veamos brevemente tres puntos importantes:
1) El Angel de Jehová es Jehová.
2) El Angel de Jehová es una persona diferente a otra, también llamada Jehová.
3) El Angel de Jehová es Jesucristo.
1) El Angel de Jehová es Jehová.
a. Vayamos a Exodo 3. Allí el Angel de Jehová se aparece a Moisés desde la llama de fuego en una zarza. El Angel le da a Moisés la misión de liderar y sacar al pueblo de Israel fuera de Egipto. Cuando Moisés le pregunta por su nombre, el Angel de Jehová se identifica con el nombre de “Yo soy el que soy” (Exodo 3:14). Todos sabemos que éste es el nombre con que los judíos, más adelante, reconocieron a Dios. Se trata del famoso tetragramaton que los judíos temían siquiera pronunciar, el JHWH. Es el nombre que significa “El que ha sido, el que es, y el que siempre será”, “el Eterno”. La versión actual es “Jehová”, ya con las vocales de “Adonai” intercaladas entre las consonantes. El punto aquí es que el Angel de Jehová es Jehová.
b. Veamos otro pasaje, Génesis 22: Aquí Dios habla con Abraham y le ordena tomar a su hijo Isaac para ofrecerlo en sacrificio (Gn. 22:1). Cuando Abraham está a punto de hacerlo, el Angel de Jehová lo detiene y le ordena no hacerlo, y entre sus palabras encontramos, “Porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo” (Gn. 22:12a). Conclusión lógica: rehusar el hijo a Dios es equivalente a rehusar el hijo al Angel de Jehová.
c. ¿Recuerda el lector cuando Jehová se le apareció en sueños a Jacob en Bet-el, en Génesis 28? Jacob se duerme y sueña con la escalera apoyada en tierra que se extendía hasta el cielo. En el extremo superior de la escalera hay alguien que le dice a Jacob: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y tu descendencia” (Gn. 28:13). Bien, si leemos Génesis 31:11-13, vamos a encontrar que el Angel de Jehová le dice a Jacob: “Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto”. Una vez más, vemos que Angel de Jehová se identifica como Jehová.
2) El Angel de Jehová es una persona diferente a otra, también llamada Jehová.
a. Visión de Zacarías. Aquí encontramos al Angel de Jehová intercediendo por Judá frente a Jehová:
Respondió el ángel de Jehová, y dijo: Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás piedad de Jerusalén, y de las ciudades de Judá, con las cuales has estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo [subrayado nuestro] (Zac. 1: 12-13).
Nótese aquí la presencia de dos personajes perfectamente definidos, Jehová y el Angel de Jehová.
b. Veamos también en el siguiente capítulo de Zacarías, la presencia del Angel de Jehová y de otra persona llamada Jehová:
Me mostró el sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda … Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel (Zac. 3:1-3).
El punto es que el Angel de Jehová es una persona diferente a otra, llamada Jehová.
3) El Angel de Jehová es Jesucristo.
Escuchemos la promesa que el Angel de Jehová le hace a Abraham en Génesis 22:
De cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar, y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (Gn. 22:17-18).
Ningún ángel (recordemos que los ángeles son seres creados – Sal. 148:2,5) puede hacer tal promesa. Para ello se necesita poseer los atributos de omnisciencia y omnipotencia. El primero se requiere para tener conocimiento del futuro, y el segundo para que la promesa se haga realidad. Como todos sabemos, tanto la omnisciencia como la omnipotencia son atributos únicos e incomunicables de Dios.
Si recorremos el Antiguo Testamento vamos a encontrar que el Angel de Jehová tiene ciertas características muy peculiares. Por ejemplo:
1. Tiene la autoridad para perdonar pecados (Ex. 23:21), algo que es prerrogativa absoluta de Dios (Dn. 9:9; Mr. 2).
2. Acepta Adoración (Jos. 5:14).
3. Demanda adoración (Ex. 3:5). Sólo Dios es digno de adoración (Mt. 4:10; Ap. 22:8).
4. Acepta sacrificios (Jue. 13:19-23).
¿Cómo explicamos todas estas similitudes? La respuesta está en la doctrina de la Trinidad. El Angel de Jehová es Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad. Esta es la conclusión inevitable a la que llegamos luego de conocer que la invisibilidad de Dios Padre es establecida en Juan 1:18, 4:24, 5:37; 1 Timoteo 1:17, 6:16; Hebreos 11:27, etc., y que el Espíritu Santo también es invisible (Jn. 3:8, 14:17).
Corresponde señalar enfáticamente que cuando indicamos que el Angel de Jehová es Jesucristo, bajo ningún concepto entendemos que Jesucristo es un ángel o un ser creado. La palabra usada, malak, significa mensajero, y si bien se usa también para mensajeros humanos, la connotación sobrenatural y divina es más que obvia en los pasajes referentes al Angel de Jehová.
Si reconocemos que existe una unidad y una consistencia indudable entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, tenemos que aceptar la realidad de que Jesucristo pre-encarnado es la imagen del Dios invisible en el Antiguo Testamento.
Una multitud de similitudes entre el Angel de Jehová y la persona de Jesucristo apoyan esta doctrina. Ambos tienen ministerios similares tales como comisionar, consolar, liberar a los cautivos, proteger a los siervos de Dios, comunicar o revelar verdades, portar grandes promesas, interceder por la gente de Dios, etc.
Sumado a esto, la ausencia total del Angel de Jehová en el Nuevo Testamento, nos ayuda a concluir que el Angel de Jehová es nuestro amado Señor Jesucristo. Habiendo visto suscintamente estas tres puntos propuestos por Ron Rhodes, pasamos ahora a ver algunas narraciones bíblicas con su correspondiente análisis.
Algunos ejemplos analizados.
1. El Angel de Jehová llama a Moisés (Ex. 3).
Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las
ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y el respondió: Heme aquí (Ex. 3:1-4).
Observemos que:
@ El Angel o Mensajero de Jehová aparece “en” (dentro de) una llama de fuego “en” medio de una zarza (v.2).
@ El fuego no es el mensajero. El mensajero es una presencia dentro del fuego.
@ Durante la conversación entre el personaje y Moisés, los términos “Angel de Jehová”, “Jehová” y “Dios”, son usados alternativamente – son intercambiables.
@ La transición de “el Angel de Jehová” (v.2) a “Jehová” (v.4) prueba la identidad de ambos, y el intercambio de “Jehová” a “Elohim” en el v. 4 es más que reveladora. El mensajero en la zarza es identificado como Jehová y como Elohim.
@ El Targum inserta las palabras “el Mensajero de” antes de “Jehová” en el v.4 porque es demasiado obvio que el Mensajero que aparece en el v. 2 es el Jehová del v. 4, el mismo que aparece en forma humana en la zarza ardiente.
Si el lector se toma el tiempo para abrir su Biblia y leer todo el pasaje de Exodo 3:1-15, podrá definitivamente captar el espíritu de la conversación apoteótica que se dio entre Moisés y el Mensajero de Jehová.
Conclusión: El Angel de Jehová es Jehová, una persona diferente al Padre.
2. El Angel de Jehová es enviado por Jehová delante de Israel (Ex. 23:21).
He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz, no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él (Exodo 23:20-21).
El punto aquí es que este Angel o Mensajero tiene la potestad de perdonar pecados, y sólo Dios puede hacer tal cosa. Esto es suficiente para revelar su naturaleza divina (Deidad). Pero si esto fuera poco, Jehová dice en el mismo versículo: “porque mi nombre está en él”.
La importancia de esta declaración no puede ser pasada por alto. Para los judíos de la época, el nombre de Dios era una revelación de su naturaleza divina. Tal era así, que Dios y su nombre eran prácticamente términos sinónimos. La frase “mi nombre está en él” significa que la esencia de Jehová era posesión del mensajero. En el Antiguo Testamento, el nombre de alguien revelaba el carácter de esa persona. El nombre de Dios sólo puede estar en alguien que posee la misma naturaleza de Dios. Esto, añadido a las otras evidencias bíblicas que forman el mosaico, nos enseña que el Angel de Jehová es una persona divina que se reveló en el Antiguo Testamento.
3. Josué adora al Príncipe del Ejército de Jehová (Josué 5).
Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? El Respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose en tierra, adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? (Jos. 5:13-14)
Es obvio que la aparición del Príncipe del ejército de Jehová es una aparición del Angel de Jehová, Segunda Persona de la Trinidad, ya que cuando Josué lo adora, él acepta adoración. No se trata del arcángel Miguel como algunos insinúan, ya que los ángeles de Dios no aceptan adoración.
Un judío ortodoxo me decía que la acción de Josué de adorar, no necesariamente significaba adoración porque la palabra usada, shakha, también se usa para hacer venia o presentar reverencia, y no necesariamente implica adoración. Yo le respondí que la palabra shakha también se usa para denotar adoración. En muchos casos la última palabra en el significado de una palabra (valga la redundancia) la tiene el contexto. “Contexto” sigue siendo el príncipe de las reglas hermenéuticas. En el versículo 15, el Príncipe del ejército de Jehová le dice a Josué que se quite el calzado de sus pies, porque el lugar donde está es santo. La similitud con Exodo 3:5 es imposible de pasar desapercibida, donde Dios le dice a Moisés que se quite el calzado porque el lugar que pisa es tierra santa. Lo que en ambas situaciones hace que la tierra sea santa es la presencia de Dios. Un ángel no puede exigir tal demanda. Claramente, la palabra shakha en esta instancia, significa adoración.
5. Manoa y el Angel de Jehová (Jue. 13).
Veamos ahora el desarrollo de los acontecimientos en el capítulo 13 de Jueces:
v.3. El Angel de Jehová se aparece ante la mujer de Manoa.
v.6. La mujer de Manoa no está segura de si vio a un varón de Dios o un ángel de Dios.
v. 8. Manoa ora a Dios para que envíe de nuevo al varón de Dios.
v. 9. Cuando el Mensajero aparece de nuevo, lo hace ante la esposa de Manoa. Manoa no está presente.
v.v.10-13. La mujer va corriendo a traer a Manoa – queda establecido en la conversación que el
mensajero es un hombre, al menos en forma.
v.16. Manoa no sabe que está frente al Angel de Jehová.
v.17. Manoa le pregunta cuál es su nombre.
v.18. El mensajero contesta: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable? El texto hebreo es iluminante en este verso. La palabra hebrea para “admirable” es Pele, la misma que Isaías 9:6 usa como uno de los títulos del Mesías. La llave de toda esta narrativa es esta palabra – admirable – un título que pertenece sólo a Dios.
v.19. Manoa sacrifica un cabrito en ofrenda a Jehová.
v.20. El Angel de Jehová sube en la llama del altar ante Manoa y su mujer, los cuales se prostraron en tierra ante el milagro. Difícilmente esta postración puede interpretarse como simple reverencia. La actitud es de adoración frente el milagro (v.19) que hizo el Mensajero (Angel) de Jehová.
v.v.21-22. Manoa exclama: “Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto”. Lo que Manoa vio fue una manifestación de Dios en forma humana.
La conclusión lógica de este pasaje es que el Jehová que aceptó el sacrificio y la ofrenda, el que hizo el milagro, y el que prometió un hijo, era el hombre que conversó con ellos en toda la narrativa. El Mensajero de Jehová no fue ni más ni menos que Jehová en forma humana. En el contexto más amplio, el peso de la evidencia establece que se trata de Jesús antes de su Encarnación.
La doctrina del Angel de Jehová es uno de los puntales principales de la doctrina de la Trinidad.
Uno de los argumentos principales utilizados por los antitrinitarios de toda procedencia y color, es la verdad bíblica de que Dios es uno. Este concepto ha sido abusado de tal forma que han concebido la idea de que no puede existir una pluralidad de personas en el Ser de Dios. Yendo contra toda la evidencia, han aislado esta verdad del resto de la Escritura, se han negado a reconocer la existencia de la revelación progresiva a través de la Biblia, y han abusado de la falacia de la evidencia selectiva o parcial (deshechar evidencia contraria a la posición que se sostiene).
Por otra parte, es ya costumbrismo en los defensores de la doctrina de la Trinidad basar sus planteos mayormente en el contexto del Nuevo Testamento. Esta es una estrategia comprensible puesto que la evidencia más nítida y abundante por la Trinidad se encuentra en las páginas del Nuevo Testamento. Además, un principio hermenéutico clave es que el Antiguo Testamento se debe interpretar a la luz del Nuevo Testamento. Sin embargo, en este caso y otros, conviene excavar, así como el arqueólogo meticulosamente busca “pedazos” del pasado, en la revelación de Dios dada a los antiguos judíos porque ella trasciende el tiempo y nos comunica valiosa información que el Nuevo Testamento, por sí solo, no nos provee.
Cuando hacemos esto, nos encontramos con tesoros inapreciables como la doctrina del Angel de Jehová, que si bien no prueba en sí la doctrina de la Trinidad, por cierto sienta las bases para ella al mostrar que existen por lo menos dos personas que comparten la esencia de la Deidad. Este es un golpe desvastador para cualquier antitrinitario. Aun no he conocido un antitrinitario que pueda refutar la evidencia por la pluralidad de personas en la Deidad en el Antiguo Testamento con cierta medida de respetabilidad en sus razonamientos. Por ejemplo, una estratagema conocida es decir que el Angel de Jehová era simplemente un ángel. Lo que destruye la explicación es que ningún ángel puede hablar en primera persona, o sea, usar el divino YO sin cometer una blasfemia. Algunos llegan a argumentar que si Hageo es llamado el “enviado (malak) de Jehová” (Hag. 1:13) en ocasión de su mensaje a Judá, el llamado Angel de Jehová en Jueces 2:1-5, por ejemplo, pudo haber sido simplemente un profeta errante que le habló a la nación. Esta interpretación cae en lo absurdo porque toma una pasaje escrito siglos más tarde, cuando Israel ya no era una teocracia, y lo interpola en el tiempo de los Jueces – esto es un claro anacronismo. En ningún momento durante el período de los Jueces los profetas fueron llamados Mensajeros (malak) de Jehová. Es obvio que el contexto histórico, así como el literario, no permite tal interpretación. Algunos comentarios judíos como el Targum de Jonatán llegan a insertar la frase “Así dice Jehová” en el texto de Jueces 2:1. Lamentablemente para su credibilidad, tal frase no existe en ningún manuscrito hebreo o de la Septuaginta.
La doctrina del Angel de Jehová, acoplada con ciertos pasajes del Antiguo Testamento que describen la naturaleza multi-personal de Dios, pulveriza la idea de que sólo hay una persona llamada Jehová. También es un golpe mortal a la herejía de los modalistas, quienes para negar la evidencia tienen que decir que el Angel de Jehová es nada más que una manifestación del Padre. Esta desafortunada idea se derrumba porque una manifestación siempre debe ser, por definición, una extensión de la misma naturaleza del “manifestado”. Las apariciones del Angel de Jehová no fueron fenómenos ópticos como las imágenes holográficas de Disneylandia.
Para los unicitarios, la cosa se complica porque ellos enseñan forzosamente que Jesús es la manifestación visible del Padre – pero si nadie lo ha visto antes de que Jesús naciera, como dicen ellos ¿cómo es que aparece en el Antiguo Testamento? La palabra hebrea para “aparecer” (Gn. 18:1-2; Jue. 13:3) indica que estas apariciones fueron manifestaciones literales de Dios en cierta clase de forma física. Se le vio y se le escuchó como se ve y escucha a un ser humano, un hombre. No fueron visiones de la mente, sino apariciones físicas detectables con los ojos y los oídos. Para los trinitarios no hay aquí ningún problema con esto, ya que por inferencia lógica y por testimonio bíblico, el Jehová que se aparece a muchos personajes en el Antiguo Testamento, es Jesucristo, Segunda Persona de la Trinidad. Como Dios es multipersonal, es posible que una de las personas de la Deidad pueda ser vista mientras que las otras dos no. Para nosotros, Juan 1:18 no presenta ninguna contradicción cuando se le confronta con las apariciones de Dios en el Antiguo Testamento. Pero si Dios es una sola persona (unipersonal) como los unicitarios creen, se encuentran en un callejón sin salida.
La piedra de tropiezo para el unicitario es la idea de que Dios pudo tomar forma física antes del nacimiento de Jesús, ya que ellos niegan que Jesús existió antes de su concepción en el vientre de María, pero eso no es lo que el Antiguo Testamento enseña. Las conversaciones entre el hombre y Dios registradas en la Biblia son tan naturales en estilo y contenido por la sencilla razón de que Dios apareció, la mayoría de las veces, en forma humana y habló como los humanos hablamos unos con otros. Las conversaciones fueron tan normales que sólo pueden admitir una forma física humana de Dios delante de ellos. ¿Cómo reconcilian esto los unicitarios con Juan 1:18 que dice que a Dios jamás nadie le ha visto? Simplemente no pueden hacerlo. Pero los trinitarios sabemos que ésta es una referencia al Padre. Para los unicitarios constituye una vergonzosa derrota porque ellos enseñan que Jesús es el Padre.
Reiteramos para poner punto final:
1) El Angel de Jehová es Jehová.
2) El Angel de Jehová es una persona diferente a otra, también llamada Jehová.
3) El Angel de Jehová es Jesucristo.