LA EDAD DE ORO DEL ISLAM
¿Florecieron las artes y la ciencias en los territorios regidos por el islam en la Edad Media?
por Pablo Santomauro
La mayoría de la gente respondería que sí. Sin embarbo, éste es un mito propagado no sólo por los apologistas del islam, sino también por aquellos ideólogos liberales cuyo desprecio por la civilización occidental los ha llevado a glorificar cualquier cosa que venga de afuera, especialmente si puede ser presentada como una víctima de occidente. Una de las metodologías para hacer esto en tiempos modernos es inflar artificialmente los logros históricos, culturales y científicos de otras civilizaciones. Un ejemplo típico en el pasado ha sido el “salvaje noble”. En este concepto el hombre primitivo era superior al hombre civilizado, al menos en la mente de Rousseau, Gauguin y Picasso. Todos ellos descubrieron al final que el salvaje noble era ilusorio. En las Américas se intentó lo mismo al pintar a las civilizaciones de indios norte, centro y sudamericanos, como superiores al hombre moderno. En realidad fueron salvajes que le arrancaban el corazón viviente aún a los propios integrantes de sus clanes.
Imponer en las masas el mito de la Edad de Oro del Islam es imprescindible para los apologistas del islam a los efectos de maquillar la escuálida situación presente, donde las características más salientes de las regiones que lo albergan son el cruento terrorismo, la decadencia de los sheiks del petróleo y el brutal trato de las mujeres.
El reclamo que adjudica al islam los logros culturales y científicos de la Edad Media está basado en el hecho de que a partir del siglo octavo hasta los albores del Renacimiento y la Reforma, un número de pensadores y científicos, muchos de ellos no musulmanes, jugaron un rol muy importante en transmitir conocimientos de las culturas griega, hindú, egipcia, persa y otras, al mundo occidental. Entre otras cosas, hicieron posible que el mundo cristiano conociera el pensamiento aristoteliano (no necesariamento algo beneficioso). Todo lo que hicieron fue transmitir la cultura de países no musulmanes a los países de Europa Occidental. Hubo contadas excepciones, pero en general el aporte de los musulmanes a la cultura de entonces, tanto como a la actual, fue y es insignificante.
Es evidente que el semi-barbarismo de los pueblos de la península arábiga fue incapaz de aportar nada a la cultura de la época. Con el avance de su conquista, los musulmanes asimilaron elementos de las corrientes culturales de los pueblos vecinos (Grecia, Bizancio, Egipto, Persia), creando un sincretismo muy peculiar. Muchos de los pensadores que surgieron de filas del islam absorbieron las enseñanzas Aristotelianas y neoplatónicas y al incorporarlas al islam, crearon un monstruo de siete cabezas ya que estas ideas filosóficas eran contrarias al islam. El único conocimiento que el islam reconoce es el conocimiento religioso. Es por ello que estos filósofos que fueron contra el canon sufrieron persecución, exilio, y aún la muerte. Hubo también otros filósofos de renombre que se movieron dentro de la cultura del islam, pero sin ser musulmanes.
Pongamos ciertos nombres en el tapete: Averroes, en España, influenció a judíos y cristianos con sus interpretaciones de Aristóteles. Sus escritos produjeron la reacción de los déspotas musulmanes de turno y fue ejecutado. Sus obras sobre lógica y metafísica fueron incineradas, y por lo tanto no dejó ninguna herencia académica.
Un contribuidor no musulmán a la filosofía europea fue Moses Maimonedes, quien escribió desde Egipto. Un cristiano, Constantino “el africano”, nativo de Cártago, tradujo las obras de medicina del árabe al latín, introduciendo en el proceso la medicina griega al occidente. Fue famoso por sus traducciones de Hipócrates y Galeno.
En las ciencias exactas, Al-Khwarzimi, matemático y astrónomo, coleccionó y ordenó los descubrimientos de matemáticos antiguos. Sus traducciones de los conceptos matemáticos de los hindúes fueron el eslabón entre los grandes matemáticos de la India y los eruditos europeos. Bernard Lewis, en su libro What Went Wrong explica que el imperio musulmán heredó “el conocimiento y los talentos del antiguo Medio Oriente, Grecia y Persia. Le incorporó nuevas e importantes innovaciones desde afuera, tales como el manufacturado de papel y los números decimales de la India”. Erróneamente, cuando el concepto de números decimales se transmitió al Occidente, se les llamó números árabes. De esa forma, en lugar de honrarse a los inventores, se dio la gloria a los transmisores.
Es de notarse que salvo contadas excepciones, todos los logros en el campo de la arquitectura, las artes, la filosofía, las ciencias, etc., durante la “Edad de Oro” del islam, no fueron más que el producto de mentes que se beneficiaron del trabajo y los adelantos de las culturas vecinas. Ello sucedió porque las hordas musulmanas no alcanzaron a destruir completamente los bases culturales de las regiones invadidas. Dar crédito al islam por los eminentes historiadores, poetas, filósofos y científicos de la época es equivalente a darle crédito a Hitler porque durante su gobierno se destacaron científicos cuyas investigaciones hicieron posible los viajes interespaciales. Sea como sea, los avances logrados durante la dominación islámica en Europa y otras regiones, no sucedieron gracias al islam, sino a pesar del islam.
Materiales de apoyo
* The Golden Age of Islam is a Myth, Serge Trifkovich. http://www.frontpagemag.com/Articles/ReadArticle.asp?ID=4626
* Valentín Gonzalez, El Desafío del Islam, Clie
* Exposing the Myth of an Islamic Golden Age
http://www.waronjihad.org/goldenage120905.html
* Myths about the Golden Age of Islam
http://www.chowk.com/articles/8535
* Examining the “Golden Age of Islamic Civilization”
http://www.orthodoxytoday.org/articles/ChancyIslam.php