Yerushalayim
Parte: VIII
El Segundo Templo de Yerushalayim, fue reconstruido por los profetas Esdras y Nehemías en el año 445 a.C. al regreso del Exilio de Babilonia y vuelto a destruir por los romanos en el año 70 d.C., durante la Gran Revuelta Judía.
El general Tito dejó sólo una parte del muro de contención alrededor del monte Moriah y que rodeaba el Templo por el sur y por el este; con el fin que los judíos tuvieran para siempre un amargo recuerdo de que Roma había vencido a Judea.
Un par de años después, el mismo general Tito, comienza el proceso de cambiar el nombre de la nación de Israel por Palestina y deporta a unos 50,000 Judíos, reavivando la “diáspora” del pueblo, evento histórico que algunos consideran tuvo su inicio en el año 597 a.C. con el exilio en Babilonia.
Finalmente, entre los años 130 y 135 d.C., fue el emperador Adriano quien prohibió la práctica de la religión Judía y la región de Judea pasó a llamarse oficialmente Palestina.
La ciudad de Yerushalayim, dejó de ser la capital de Israel, un remanente del pueblo hebreo que todavía habitaba en el área fue deportado y de esta manera obligado a esparcirse por todo el mundo.
Pero aunque los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob fueron usurpados del derecho y privilegio de habitar en la tierra que JEHOVA les prometió; la esperanza de volver a Sión nunca murió en sus corazones, porque el mismo JEHOVA también les prometió por medio del profeta Ezequiel:
“YO HE ALZADO MI MANO, HE JURADO QUE LAS NACIONES QUE ESTAN A VUESTRO ALREDEDOR HAN DE LLEVAR SU AFRENTA. PORQUE HE AQUÍ, YO ESTOY POR VOSOTROS, Y A VOSOTROS ME VOLVERE,…; Y LAS CIUDADES SERAN HABITADAS, Y EDIFICADAS LAS RUINAS… Y OS HARE MORAR COMO SOLIAIS ANTIGUAMENTE, Y OS HARE MAYOR BIEN QUE EN VUESTROS PRINCIPIOS; Y SABREIS QUE YO SOY JEHOVA.” (Ezequiel 36:7, 9-11)
El Hakotel Hama’araví o Muro de las Lamentaciones, se convirtió en un lugar sagrado para los Judíos desde la destrucción del Templo en el año 70 d.C., por ser el lugar más cercano al Sancta Sanctorum o Lugar Santísimo (1Reyes 8:6-8).
Asimismo la sección del oeste, se transformó desde entonces hasta el día de hoy, en un área tradicional de oración en dónde el pueblo Judío eleva fervientes súplicas a JEHOVA por el retorno de todos los exiliados Judíos a Israel, por la reconstrucción del Templo de Yerushalayim y por la venida del Mesías.
Una de las tres peticiones, JEHOVA se las ha concedido parcialmente y es la del retorno de los exiliados Judíos a Israel en cumplimiento de la profecía de Ezequiel.
El proceso del regreso del pueblo Judío a la Tierra Prometida a Abraham ha sido lento pero muy obvio en el correr de los siglos pasados.
Rabí Moshe Ben Najman (1194-1270 d.C.), que tuvo la oportunidad de visitar Yerushalayim siete años después de la conquista mameluca que ocurrió en el año 1260, en una carta que le escribió a su hijo le comentó: “Yerushalayim se encuentra estéril y abandonada”.
Aproximadamente tres siglos después, cuando las fuerzas otomanas invadieron Palestina en el año 1517, la comunidad Judía que residía en Yerushalayim tenía solamente unas 1,600 personas que vivían alrededor de la sinagoga de Rabí Ben Zakai.
El cambio no comenzaría a ocurrir sino hasta el año 1833, cuando el general egipcio Ibrahim Falla conquistara Yerushalayim y su gobierno otorgara amplios derechos a la población no musulmana del mundo entero para vivir en la región de Palestina.
La población Judía motivada por la contribución financiera de un filántropo llamado Moshe Montefiori y de otros empresarios residentes en Europa, establecieron varias comunidades fuera de las murallas de la ciudad.
Desde el año 1838 hasta el año 1880, la comunidad Judía creció de 8,000 a 25,000 y veinte años después aproximadamente 50,000 pobladores ya habían colonizado Yerushalayim y sus alrededores.
La Soberanía de JEHOVA, dispuso que un oficial pagano del ejército egipcio llamado “Ibrahim”, fuese Su instrumento para favorecer a los descendientes de “Abraham” y así se cumplieran las palabras Ezequiel:
“HABITAREIS EN LA TIERRA QUE DI A VUESTROS PADRES, Y VOSOTROS ME SEREIS POR PUEBLO, Y YO SERE A VOSOTROS VUESTRO DIOS” (36:28)
¿Coincidencia o Diocidencia?
(Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”