¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!
Parte: I
La violenta toma del edificio de la Asociación Cívica Americana de Binghamton, una ciudad localizada en el estado de Nueva York; culminó con la muerte de 13 personas y el suicidio del asesino.
Las primeras preguntas que uno se hace cuando ocurre este tipo de tragedias son: ¿Qué tipo de persona puede hacer algo así? ¿Qué es lo que lo motivó a hacerlo?
El perpetrador de la masacre, un hombre de 41 años y de origen vietnamita; en una carta que envió a un canal de televisión del área, culpaba la tragedia ocurrida, a un acoso constante por parte de las autoridades policiales hacia su persona, a tal grado que de acuerdo a él, a menudo entraban a su habitación cuando estaba durmiendo solamente para perturbarlo emocionalmente.
¿Fue su delirio de persecusión por parte de la policía la raíz de tan horrendo crímen?
Su hermana, en una entrevista al programa Today (Hoy) compartió que su hermano no sólo se sentía frustrado por la pérdida de su empleo, sino que también se sentía “menospreciado” por la sociedad en general debido a su apariencia física, su falta de estudios, su incapacidad para relacionarse efectivamente con otras personas, su pronunciación defectuosa del inglés, etcétera.
A mi juicio personal, el final de la última carta que escribió Jiverly Wong tiene la respuesta precisa: “No puedo aceptar mi pobre vida“.
El día que nosotros aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador; El se convirtió también en el Capitán de nuestras vidas. Nuestra barca iba rumbo al lago de fuego y azufre; pero desde aquel día nuestra embarcación tiene un sólo puerto como su destino final: la Nueva Jerusalén.
La barca de nuestra vida se encuentra navegando por el mar de este mundo y muy a menudo nos encontraremos que las olas de los desafíos de vivir en una sociedad competitiva y compleja, azotarán violentamente nuestra embarcación como les ocurrió a los discípulos de Jesús hace dos mil años mientras cruzaban el Mar de Galilea.
Jesús mismo les había ordenado “entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera” (Mateo 14:22); así que no los iba a dejar naufragar y ahogarse en la profundidad de las aguas, tampoco lo hará con nosotros.
¿Recuerda el lector lo que ocurrió en aquella madrugada?
“Jesús vino a ellos andando sobre el mar” (Mateo 14:25)
¿Cómo reaccionaron los discípulos?
“Los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.” (Mateo 14:26)
Satanás desea que en tiempos de aflicción y adversidad tengamos una visión distorsionada de Jesús y de esta manera verlo como un “fantasma” y no como en realidad es: ¡Dios!
“Pero en seguida Jesús les habló diciendo: ¡TENGAN ANIMO! ¡YO SOY! ¡NO TEMAN!” (Mateo 14:27)
He subrayado intencionalmente las palabras que Mateo escribió y que a su vez fue un testigo ocular de lo que aconteció en aquel amanecer: “JESUS VINO A ELLOS…EN SEGUIDA JESUS LES HABLO”.
Si el Sr. Wong no hubiera caído víctima del “fantasma” que él mismo creó, nunca hubiera escrito las palabras: “No puedo aceptar mi propia vida“. Si le hubiera permitido a JESUS VENIR A EL y si hubiera ESCUCHADO LA VOZ DE JESUS HABLARLE, la masacre de Binghamton no se hubiera consumado.
Nosotros no podemos evitar que nuestra barca sea azotada por las olas de los problemas económicos, de la pérdida de un trabajo, de las enfermedades, etcétera; pero si acudimos a Jesús para escuchar Su voz, nuestra embarcación no navegará sin rumbo; porque nuestro Capitán está siempre a nuestra disposición y nos alienta diciéndonos: ¡TENGAN ANIMO! ¡YO SOY! ¡NO TEMAN! (Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”