Carácter versus Carisma
Parte: 20
En la práctica del don de escribir, en varias oportunidades he visto tangiblemente la dirección del Espíritu Santo motivando mi mente en plasmar con tinta un artículo. Y en esta oportunidad, la inspiración llegó; durante la exposición de un drama que un grupo de hermanas de nuestra iglesia presentó como parte de la celebración del Día de las Madres. El personaje central de la obra era: JOCABED, la madre de Moisés.
La Epístola a los Hebreos nos dice: “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey” (11:23)
Pablo nos dice que los padres de Moisés, Amram y JOCABED (Ex. 6:20), “no temieron el decreto del rey“. ¿Qué decreto?
Después de la muerte de José y de sus hermanos, “los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra…de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel” (Ex. 1:7, 12)
Entonces el rey de Egipto llamó a Sifra y Fúa, las cuales era las parteras de las hebreas y les ordenó: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo matadlo; y si es hija, entonces viva” (Ex.1:16)
El temor a Dios en aquellas dos mujeres, produjo que no hicieran como el rey les había mandado, “sino que preservaron la vida a los niños” (Ex. 1:17) “Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida” (Ex.1:22) El Doctor Lucas escribió que “en aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios…” (Hechos 7:20).
JOCABED escondió a su hijo por tres meses pero “no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río”, mientras que María (o Miriam) “se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería” a su hermanito. (Ex. 2: 3, 4)
La providencia de Dios hizo que la hija de Faraón que había descendido al río para lavarse, viera la arquilla y la recogiera de las aguas. Al abrirla y descubrir que un niño hebreo estaba dentro; “tuvo compasión de él” (Ex. 2:6)
María, que había seguido la arquilla por la ribera del río; con la rapidez de la electricidad se apareció en la escena y le propuso a la hija de Faraón llamar a “una nodriza de las hebreas, para criar al niño” (Ex. 2:7)
La hija de Faraón aceptó sin titubear la sugerencia de la doncella e inmediatamente la mandó ir buscar a “una nodriza”; pero que en el corazón de María no sería otra mujer que la mamá de su hermanito: JOCABED.
No sé a qué distancia se encontraba el palacio de Faraón de la casa de Amram y JOCABED, pero lo que sí puedo asegurar es que María en su anhelo de llevar las buenas nuevas a su madre, superó en la carrera la marca de 9.69 segundos que le tomara a Usain Bolt recorrer los 100 metros planos en las Olimpíadas de Beijing del año 2008.
¡Qué día tan maravilloso y feliz debe haber sido aquel para JOCABED!
“Y la mujer tomó al niño y lo crió. Y cuando él creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué” (Ex. 2: 9, 10)
“No se nos dice cuántos años vivió JOCABED…Sin duda alguna, ella ya había muerto cuando Moisés huyó al desierto a los cuarenta años. Aunque no vivió para ver lo famoso que serían sus hijos, aún muerta brilla su completa devoción a Dios. Había vivido su vida para El, y sus hijos e hija encendieron sus antorchas en la llama de la de ella. JOCABED fue la principal influencia de Dios en su preparación para las grandes tareas que iban a llevar a cabo al sacar a su pueblo de la esclavitud egipcia. Fue el amor, fe y valor de JOCABED lo que salvó a sus hijos de una muerte cruel y los preservó para bendecir al mundo. La madre que ama al Salvador y que se angustia grandemente cuando sabe que no es la vida de su hijo la que está en juego, sino su alma, puede descansar en la seguridad de que el Dios de JOCABED sigue vivo, y es capaz de salvar a sus queridos de la muerte eterna.” (Herbert Lockyer, Todas las Mujeres de la Biblia, páginas 93 y 94)
El “carácter” en la vida de JOCABED, dio honor a su nombre que significa “Gloria de Jehová” o “Jehová es Gloria”.
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”