La Importancia de Estudiar Doctrina Parte 1

La Importancia de Estudiar Doctrina

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En esta mañana abordaremos un tema que los cristianos modernos no encuentran muy atractivo, “La importancia de estudiar doctrina”. En muchas iglesias la sola mención de la palabra “doctrina” causa horrores. Yo sé que éste no es el caso aquí, aunque puede haber alguien que esté pensando: “Perdón, pastor invitado o quien sea usted, yo vine con la expectativa de escuchar algo que me ayude con el tremendo estrés que tengo en mi vida. Vengo a que me levanten el ánimo”.  Otros querrán escuchar  una plática de cómo evitar conflictos en el trabajo, cómo ser una mejor mamá o papá, llevarse mejor en el matrimonio, mirar la vida positivamente, etc. La verdad es que cualquiera puede darles una charla sobre estas cosas, pero en la mayoría de los casos lo que se dice tiene poca o ninguna relación con la Biblia. Otros habrán venido hoy porque no tienen aire acondicionado en su casa, pero resulta que el de aquí tampoco está trabajando muy bien, lo siento. Una cosa que se les enseña a los disertadores de diferentes ramos (no tiene que ser solo el religioso) es que el título de una presentación y las primeras frases deben atraer la atención del oyente inmediatamente (“attention getters” les dicen en inglés). Como el estudio de hoy carece de ambos, vamos a confiar en el Espíritu de Dios para que lo que se diga hoy sea para que uds. salgan de aquí con la impresión de que al menos aprendieron algo. Abran sus Biblias en el  libro de Hechos, capítulo 2. Hechos aquí narra el comienzo de la historia de la Iglesia, la respuesta de los primeros cristianos ante la Gran Comisión, o sea, lo que Jesucristo logra a través de la iglesia primitiva. Hechos comienza con la ascención de Jesús, sigue con el día de Pentecostés, y luego nos provee con la información relacionada con los primeros 30 años de historia de la iglesia primitiva. En el cap. 2, la sección que nos interesa hoy es la que sigue a la primera predicación de Pedro. Allí  el Espíritu Santo  trae convicción sobre los oyentes y como 3000 personas se arrepienten y se salvan, y se adhieren a la iglesia en sus inicios. Leamos v.v. 41-43: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron en aquel día como 3000 personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles”. Detengámonos por un momento en “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles”. Estos recién convertidos necesitaban ahora instrucción en la Palabra, necesitaban crecimiento.  Después de todo, cuando nace un bebé no lo felicitamos, le damos una bolsa con botellas de leche y con zapetas (pañales) y le deseamos que tenga una buena vida. De la misma manera, a un recién convertido no solamente le abrazamos, le regalamos una Biblia y le decimos “Que Dios le bendiga”. El nuevo nacimiento es sólo el comienzo de un camino de crecimiento donde la instrucción, la enseñanza, la doctrina bíblica juegan el rol más importante. El fundamento esencial para el crecimiento espiritual y la madurez del creyente, era y es, la Verdad revelada por Dios a los apóstoles, y ésta era enseñada fielmente por ellos. Es lo que conocemos hoy como la Escritura, por consiguiente, tanto ayer como hoy, la Escritura sigue siendo la base para el crecimiento y madurez espiritual a los efectos de tener una mejor relación con Dios. La llave (o clave) del crecimiento en la vida cristiana no está el grupo de adoración, la música, las actividades que hacemos juntos. El principal motivo por el cual nos reunimos o venimos a la iglesia, no es para saludarnos, “Que tal Pedrito – hola Juanita”. Tampoco es tener un buen tiempo. Sí, estas cosas son parte de la vida de iglesia pero no son la razón principal para venir a la iglesia. En muchos lugares la gente pasa un tiempo fantástico, bailan, zapatean, flamean las banderas, sudan, giran, levantan las manos, presencian a las jóvenes con playeras ajustaditas saltar sensualmente, etc.; todo muy bonito pero no aprenden nada. La razón para la cual estamos aquí los domingos es  para escuchar la Palabra de Dios predicada, expandida y expuesta en forma doctrinal. La palabra doctrina significa “enseñanza”.  Para la mayoría de los cristianos es sinónimo de anestesia. Esto, unido a la apatía general que caracteriza a la Iglesia en el día de hoy, nos presenta  con la realidad de que tenemos en estos tiempos una generación de cristianos que son  pigmeos doctrinales. Creen en Dios, Cristo Jesús y el Espíritu Santo,  que la Escritura es la Palabra de Dios, etc., pero no saben por qué creen de esa forma. Muchas razones pueden ser dadas para esto, pero la responsabilidad final recae en el liderazgo de la Iglesia. Existe hoy una increíble cantidad de enseñanza pobre desde los púlpitos que se puede manifestar de diferentes formas. Muchos predicadores no son llamados por Dios para predicar la Palabra, sus intenciones son buenas, hasta son graduados de seminario, pero si el don del Espíritu no está presente en ellos, todo lo que nos queda es gente que hacen de la Escritura y el Evangelio algo monótono, aburrido. Antes la gente dormía en los parques, las bibliotecas, las estaciones de trenes. Esos lugares parecían estar diseñados para eso, pero hoy la gente va a dormir a las iglesias, muchos ya van preparados mentalmente para aburrirse, saben que se van a aburrir …. No solamente algunas iglesias se han convertido en clínicas del sueño, otras son semilleros de doctrinas erróneas.  La mala enseñanza se presenta de muchas formas: 1)    Evangelio de la Sanidad y la Prosperidad (Movimiento de la Fe o Palabra de Fe), uno de las artimañas más inteligentes del enemigo de nuestras almas. 2)    Pastores que dejan de lado las partes que puedan offender al oyente: pecado, juicio, condenación, infierno, etc. — Si alguien puede mostrar material donde Rick Warren o Joel Osteen hablan enfáticamente de estas cosas, por favor hable conmigo sobre el final. 3)    Psicología y pensamiento positivista. 4)    Liberación de demonios en los cristianos. etc. etc. etc. Entonces, ¿es importante estudiar doctrina? Nosotros diríamos que es vital, y vamos a ver 5 puntos que apoyan nuestra afirmación. (Continuará)

Pablo Santomauro

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