La Importancia de Estudiar Doctrina
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Punto # 4)
Estudiar doctrina es importante porque es la única forma de crecer en la vida cristiana
El apóstol Pablo dice en Efesios 4:14-15 que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina y que sigamos la verdad en amor, para que crezcamos en Cristo.
En Timoteo 3:16-17 dice implícitamente que aprender de las Escrituras es vital a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Muchos cristianos comienzan su carrera en Cristo con gran entusiasmo, pero cuando son sacudidos por las pruebas que inevitablemente llegan a todo cristiano se vienen abajo, y luego de un tiempo terminan desencantados y pasan a ser cristianos inefectivos, neutralizados. La razón es que nunca se capacitaron doctrinalmente, nunca se introdujeron en las Escrituras. En vez de ello buscaron una solución rápida a sus problemas.
Aquellos que hemos caminado con el Señor por algún tiempo sabemos que cada tanto aparecen nuevas ondas, por llamarlas así, dentro de la Iglesia. Hemos visto diferentes cosas, en un tiempo era “discipulado persona a persona”, luego vino la sujeción estricta a los pastores, las iglesias en las casas, la liberación de demonios, el “vengan a recibir la unción”, reciban esto y lo otro. La promesa era, “esto va a traer más profundidad a su vida espiritual, una vida cristiana más rica”.
Mis hermanos, todas estas cosas no son más que juguetes cristianos, y como juguetes sólo duran por un momento. Es típico de los americanos el querer las cosas fáciles, sistemas que no requieren esfuerzo ninguno y que son sin dolor. Esto se introdujo en la iglesia. Por ello es que organizamos seminarios en lo que todo se va a arreglar en un fin de semana. ¿Quiere salud mental? Que le impongan las manos y asunto arreglado, salud mental en 24 horas. ¿Quiere ser más espiritual? Tenga una visión, un sueño, un bautismo, cáigase al suelo. ¿Quiere que su problema desaparezca? Confiéselo positivamente, declárelo anulado, decrete su desaparición. ¿Quiere deshacerse de la tentación a pecar? Haga que le expulsen el demonio.
Mis hermanos, no hay magia en esto, usted podrá correr de aquí para allá buscando la solución a su problema, cualquiera que sea, es más, algunos han recibido la unción, la imposición de manos, han sido zarandeados en el Espiritu, han ido a mil y un seminarios pero siguen igual. Muchos de estos seminarios son dirigidos por gente de Dios, yo no cuestiono sus motivaciones, pero la verdad es que la gente que anuncia una transformación en sus vidas si asisten a un seminario de estos, más que nada están confundiendo una reacción emocional con un verdadero cambio. Las estadísticas dicen que no hay transformación en sus vidas ¿Por qué? Porque nada sustituye la doctrina entregada a nosotros en las páginas de la Biblia, la doctrina de los apóstoles.
Estudiar y meditar en la Escritura es lo principal junto con la oración. Le sigue el congregarse, el compañerismo, el dar cuentas de nuestra conducta, y la adoración, no necesariamente en ese orden. Todas estas cosas, lo conocido, lo antiguo si se quiere, lo aburrido para algunos, es lo que trabaja, y no un fin de semana. El fin de semana es un accesorio, es un complemento, pero no es la solución en sí misma. La vida cristiana requiere disciplina, constancia, aprendizaje. Si no practicamos eso terminaremos en el desencanto, la frustración, la amargura, y finalmente en el alejamiento.
No busquen el último libro que sale prometiendo la llave, el “switch” spiritual. Olvídense de 40 días, madurar en Cristo puede llegar a parecer 40 años. No busquen una revelación, no tienen que oir literalmente la voz de Dios para vivir la vida cristiana, una revelación especial, un sueño, una visión, una profecía. Todo lo que tienen que hacer es perseverar en la doctrina de los apóstoles.
Punto # 4, entonces, es: Estudiar doctrina es importante porque es la única forma de crecer en la vida cristiana.
Punto # 5)
Estudiar doctrina es importante para no ser llevados por todo viento de doctrina.
Efesios 4:14 nos exhorta para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.
El apóstol Juan escribe en 1 Juan 4:1: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”.
Aquí tenemos un mandamiento de no creer. Juan nos invita en primer lugar, a no creer todo de buenas a primeras. Cierta dosis de escepticismo, de desconfianza, es buena. Es bueno ser un incrédulo como Tomás a veces.
Simplemente porque alguien use una túnica blanca y un estetoscopio colgando al cuello no necesariamente significa que sea un doctor. Yo conocí a una persona que en sus delirios de grandeza hacía eso, se ponía una túnica blanca y salía a caminar por los pasillos de los hospitales grandes porque de vez en cuando alguien le decía “Buenos días doctor”. He visto otros comprar coches de diseño similar a los que usa la policía porque les gusta aparentar ser policías, disfrutan del poder ficticio que la apariencia de un auto les da.
De la misma forma hoy tenemos predicadores que se autotitulan profetas, videntes, apóstoles, sanadores, fabricantes de milagros, y hasta “salmistas”. Tienen revelaciones, conversaciones con Dios, le venden pañuelos, puntos de contacto, decretan sanidad y prosperidad sobre usted, levantan gente de sus sillas de ruedas en un escenario frente a las cámaras. La pregunta es, ¿son auténticos? ¿Son verdaderas las sanaciones? ¿Las han podido documentar? La respuesta es NO. Algunos hasta tienen la insolencia de decir que han resucitado muertos. Claro, por lo general lo han hecho en Burum-katangadamba, donde nadie puede investigar. Aclaro que no estoy diciendo que Dios no sana hoy, pero la Escritura no nos dice que vayamos al sanador.
Yo entiendo que en Hechos 2, en el pasaje que usamos para decir que debemos perseverar en la doctrina de los apóstoles, dice en el v. 43, “Y sobrevino temor a todas las personas; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles”. Pero hay una relación directa entre los apóstoles y los milagros. La calidad y el número de los milagros está relacionada directamente con el oficio de apóstol, con el don del apostolado bíblico. Los apóstoles fueron ungidos en una forma que los pastores de hoy en día no lo son, punto. Cuando vemos a pastores hoy en día empujando gente al piso, jugando al boliche (bowling) con ellos, es triste. Dan ganas de decirle: “Usted no puede hacer lo que pretende, es obvio que no puede, un ciego puede darse cuenta, por favor no haga el ridículo. ¿No ve que la gente le sigue la corriente y se cae para no hacerlo pasar vergüenza? Los apóstoles no hacían shows o espectáculos para el público”.
Si alguna vez viene alguien así a su iglesia y comienza a hacer eso, díganle por favor, “Usted. no es un apóstol, siéntese, o váyase a su casa, ya lo vamos a llamar, espere nuestra llamada, por favor no nos llame”.
Discernimiento espiritual doctrinal es importante para saber si una enseñanza o una práctica son del Espíritu de Dios. Tan sencillo, tan sencillo es esto, mas sin embargo el pueblo de Cristo ha preferido en estos tiempos que le hagan cosquillas en los oídos antes que conocer profundamente al Dios de su salvación.
La doctrina cristiana (enseñanzas de las Escrituras) es importante porque nos da la respuesta a las preguntas centrales de la vida: ¿Quién es Dios? ¿Quiénes somos? ¿Para que estamos aquí? Nos da una visión realista de la vida, del mundo, de nosotros, y va a determinar como vivimos. Sin esta visión somos cristianos inefectivo.
Estudiar doctrina es importante porque:
1) Todo cristiano debe ser un teólogo.
2) Es una expresión de amar a Dios con toda nuestra mente.
3) Somos llamados a ser testigos de Cristo.
4) Es la única forma de crecer en la vida cristiana.
5) nos detiene de ser llevados por cualquier viento de doctrina. <>
Pablo Santomauro