Sobre las caídas o porrazos santos
Muchos predicadores promueven la práctica llamada “slain in the Spirit” (en inglés), lo que en español se llama “porrazo santo”. ¿Podría usted comentar acerca de estas caídas? ¿Tienen base bíblica?
Respuesta:
Me permito comenzar a contestar con una pregunta: ¿Hubo casos en la Biblia donde la gente se cayó frente a la presencia divina?
SI, pero NO en el contexto de un culto de adoración.
En el caso de los soldados que venían por Jesús, se trataba de incrédulos. Jesús les hizo retroceder y los soldados cayeron en tierra (Jn. 18:6). Luego se levantan y Jesús es arrestado. ¿Por qué Jesús hizo esto? Para mostrar que nadie podía tomar su vida (“Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo” – Jn. 10:18). Sólo él tiene poder para quitarla y darla de nuevo.
Tenemos también el caso del apóstol Juan en Patmos: Cuando le vi [a Jesús], caí como muerto a sus pies (Ap. 1:17). Aquí se trata de una visión. La aparición no fue física o material, sucedió en la mente de Juan. Esto tampoco sucede en el contexto de un culto en la iglesia.
¿Acaso Jesucristo en sus charlas con los discípulos promovió las caídas o el porrazo santo?
¿Acaso los apóstoles reportan casos similares en los cultos de adoración en el Nuevo Testamento?
Respuesta: NO.
Como vemos, no hay base escritural para las caídas. Tampoco la hay para que los predicadores toquen gente y ésta se caiga. Cualquiera sea la evidencia que presentan para defender las caídas, no tiene sentido.
Kathryn Kuhlman comenzó todo esto por el decenio de los cincuenta en el siglo pasado. Ella era muy teatral, subía al escenario con vestidos livianos y largos. Detrás del escenario ponían potentes ventiladores de modo que los vestidos flamearan como una bandera para que ella se pareciera a un ángel. “I am Kathryn Kuhlman ” (“Yo soy Kathryn Kuhlman “), decía con una voz sobreactuada y gutural, dándole a todo el espectáculo un aire sobrenatural. Es obvio que un ambiente como ese era un buen caldo de cultivo para que surgieran payasadas como el porrazo santo.
Oral Roberts tocaba gente y la hacía caer. Claro, tenía un contacto eléctrico en el micrófono, usaba zapatos de suela de caucho y activaba la corriente. ¿Adivinen qué ocurría? La gente se caía. No era el Espíritu, era California Edison Electric Company. Hay que darle mérito a Roberts porque luego lo confesó y dijo que él quería ayudar a la gente a tener fe.
Benny Hinn ya no toca a nadie. Una señora cargada en kilos se quebró la cadera cuando cayó y le ganó a Benny un juicio por un millón de dólares. Desde entonces Dios le dijo a Benny, “Ya no toques, sino sopla”.
Esta gente trae vergüenza al nombre de Cristo. Las caídas no son más que chatarra espiritual, otro juguetito de los grupos que deben mantener entretenidos a la gente porque no predican la Palabra de Dios. <>
Pablo Santomauro