Los Niños Predicadores
Uno de los tantos rostros de la explotación de menores ha sido y es, el abuso de niños actores por parte de sus padres y de la industria cinematográfica. Muchos de esos niños, luego de años de estrés y de ser manipulados terminan en en el mundo de las drogas, la delincuencia, y en el peor de los casos en el suicidio. Otros sobreviven la transición a la edad adulta sólo para encontrarse con la indigencia, y aunque hay ejemplos contemporáneos, el de Shirley Temple sigue siendo el clásico hito. Durante su carrera, Temple mantuvo un hogar con doce parásitos, incluídos sus padres. Cuando su estrellato llegó al final, todo su capital consistía de un puñado de dólares.
Para vergüenza de la comunidad evangélica, ahora se ha propagado la novedad de los niños predicadores. Si bien han habido casos aislados en el pasado, el caso contemporáneo más conocido es el de Nezareth Castillo Rey, el niño predicador peruano, que ahora debe andar por los catorce años de edad. Es muy popular el video donde se le ve andar de un lado para otro gesticulando a lo Guillermo Maldonado y repitiendo un libreto con un pésimo argumento contra la teoría de la evolución. Todo es un buen circo, pero no es difícil imaginarse la tensión a la que es sometido ese niño mientras le hacen aprenderse los sermones de memoria. Ni mencionemos la responsabilidad de poner en escena un buen show, las presiones de los viajes a diferentes lugares y la responsabilidad de ponerse al día con las tareas de estudio que son interrumpidas por su itinerario. Todas estas cosas van robando el desarrollo normal al que tienen derecho todos los niños. Por supuesto que alguien le ha formado su propio ministerio, llamado Jesús de Nazareth, con venta de discos incluidos ya que también canta, lo que también involucra una serie de personas (o vividores) en la fase organizativa.
¿Es de Dios todo esto? Lo dudo seriamente. En primer lugar, no existe ningún precedente en la Biblia de un niño predicador. Algunos tratan de usar el ejemplo de Jesús en el templo a los 12 años de edad, cuando Jesús entabla conversación con los doctores de la ley (Lc. 2:46-47). El ejemplo no es válido ya que no habla de Jesús predicando, sino oyéndoles, preguntando y contestando él mismo sus propias preguntas, mostrando una extraordinaria sabiduría para su edad. Sería interesante que los promootores del niño Nezareth Castillo brindaran la oportunidad de hacerle preguntas doctrinales luego de sus predicaciones memorizadas. Eso por sí solo serviría para exponer el fraude y para que los cristianos que le aplauden se den cuenta de que el Espíritu Santo no está en el espectáculo. Por otra parte, si Jesucristo tuvo que crecer en sabiduría y estatura, y en gracia para con Dios y con los hombres antes de comenzar su ministerio (Lc. 2:52), cuanto más no debe hacerlo un ser humano con una naturaleza pecaminosa como Nezareth Castillo.
Otra cosa a considerarse es que en el momento que se pone a un niño a predicar delante de una congregación (aunque sea parlotear las líneas que le escribió un pastor), eso automáticamente le concede autoridad sobre los hombres y mujeres de esa iglesia. Esto no es bíblico.. Dando instrucciones sobre los requisitos para los líderes de la iglesia, Pablo advierte que nunca se seleccione a un neófito (1 Ti. 3:6). El diccionario define como neófito o neófita a una persona recién convertida. ¿Y quién más neófito que un niño de 3 años? Nezareth declaró en una entrevista que se convirtió a los 3 años de edad y allí mismo comenzó a predicar [1]. Cuanto más investigamos en el asunto más nos convencemos de que estamos frente a un fraude.
En resumidas cuentas, este tipo de espectáculo bochornoso es otro indicativo de la situación de la iglesia evangélica en estos días. Cuando se combinan ingredientes como la ignorancia bíblica a nivel del liderazgo de la iglesia con los intereses de padres y personas inescrupulosas en busca de ganancias rápidas, no sólo se ven cosas como el abuso de menores, sino que aun peor, el nombre de Jesús es arrastrado por el fango. <>
Pablo Santomauro