”Orando & Empujando” Parte 3

“Orando & Empujando

Parte: III

Autor: Sergio A. Perelli

Todos nosotros conocemos un viejo proverbio que dice: “A Dios orando y con el mazo dando” y uno similar pero que contiene la misma idea es: “A Dios rezando pero sigue remando”.

La Palabra de Dios nos enseña a esperar confiadamente en El. Diversas situaciones aparecerán frente a nosotros que no nos dejarán otra opción que “orar” fervientemente con la esperanza de que nuestro Padre celestial nos muestre el camino que es conveniente seguir.

Pero, en otras ocasiones no solamente debemos “orar” sino también se nos requerirá actuar, o “empujar”, no porque no tengamos fe en Dios sino porque la situación específica requerirá de una acción de nuestra parte.

En el segundo artículo de esta serie, expuse un par de ejemplos de lo que estoy tratando de compartir para que de ninguna manera se me mal interprete de que estoy promoviendo el concepto de que debemos “ayudarle” o “darle una manito” a Dios para así demostrarle a El que en realidad estamos serios y comprometidos a que se lleguen a cumplir las peticiones de nuestro corazón. El dicho de “ayúdate que Yo te ayudaré”, no tiene ninguna base Bíblica.

Hace un tiempo atrás, una biopsia debajo de mi labio inferior trajo como diagnóstico un cáncer de la familia sarcoma de tejido blando.

El mismo día que mi doctor personal me llamó para comunicarme del resultado de mi biopsia; también me informó que había solicitado una fecha para ser intervenido quirúrgicamente por un especialista en la materia con el fin de remover los tejidos cancerígenos y evitar que células agresivas invadieran el tejido óseo de la mandíbula.

¿Me puse a “orar”? ¡Claro que sí y cómo nunca lo había hecho anteriormente!

Aún así, dos semanas después estaba “empujando” mi ser dentro de un quirófano para someterme a la cirugía que previno un daño peor, entre ellas la posibilidad de que Usted no estuviera leyendo este artículo en el día de hoy; que para mí como lo era para Pablo hubiera sido una ganancia, pero es obvio que todavía no soy digno de morar en Su presencia.

Si no lo he convencido con mi experiencia personal, entonces lo exhorto a volver a leer cuidadosamente todos los milagros que hizo nuestro Señor Jesús durante su ministerio terrenal y descubrirá como yo lo hice hace muchos años atrás que el Maestro no obró ningún milagro en favor de otra/s persona/s sin brindarle la posibilidad de una participación al ser humano.

¿No me creé?

Comience leyendo el primer milagro público que Jesús realizó en las bodas de Caná y observará al Maestro “empujando”, específicamente en los versículos 7 y 8 del capítulo 2 del Evangelio de Juan.

Usted conoce la historia. El vino se había acabado y María le informó a Jesús de la problemática existente que puedo atreverme a especualr que nuestro Señor ya la conocía.

¿Qué es lo que hizo Jesús?

El relato del evento nos dice: “Estaban allí seis tinajas de piedra para agua…en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros (y) Jesús les dijo (a los que servían): “LLENAD estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: SACAD ahora, y LLEVADLO al maestresala. Y se lo llevaron.

Jesús podría haber realizado la conversión del agua en vino sin necesidad de tanta movilización, pero no lo hizo así; por el contrario le permitió a un grupo de hombres “empujar” y ser parte de la manifestación de Su gloria en aquel día.

Nuevamente lo desafío a estudiar todos los milagros que hizo Jesús y se convencerá que necesitamos “ORAR y EMPUJAR”, o como lo expresan los dichos de nuestra introducción:”A Dios orando y con el mazo dando” y “A Dios rezando pero sigue remando”. (Continuará)

Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”

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