Pablo citó a escritores paganos. ¿Significa que estos autores fueron inspirados por Dios?
En efecto, en 1 Corintios 13:33 Pablo cita a un poeta y dramaturgo pagano del siglo 4to. A.C., Menandro:
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”.
Otro ejemplo lo encontramos en Hechos 17:28:
“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos”.
Aquí Pablo cita a dos escritores paganos. Primero, a Epiménides de Cnosos, filósofo y poeta del siglo 6to. A.C. (“porque en el vivimos, y nos movemos”). Segundo, Pablo cita a Fenómenos de Arato, un poeta de Cilicia que vivió en el siglo 3ro. antes de Cristo, aunque algunos dicen que podría haber sido Cleanto el Estoico, quien en sus escritos se expresa en forma similar (“somos también su linaje”).
En Tito 1:12 leemos lo siguiente:
“Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos”.
Aquí Pablo cita nuevamente a Epiménides, a quien califica de profeta, pero nótese que no dice “profeta de Dios”.
Lo cierto es que el apóstol no tuvo ningún empacho en citar a escritores no cristianos. Lamentablemente, esta costumbre de Pablo ha llevado a algunos a argumentar por la existencia de otros escritos inspirados que no fueron incluidos en la Biblia.
Nosotros respondemos que esta especulación no tiene fundamento alguno. Pablo no está citando estas fuentes paganas en calidad de “inspiradas”, sino simplemente como conteniendo verdades, es todo. Toda verdad es de Dios, no importa quién la diga. Por ejemplo, Caifás, el sumo sacerdote, dijo una verdad acerca de Cristo (Jn. 11:49-52). La Biblia a menudo usa fuentes no inspiradas como referencias: “El libro de las batallas de Jehová” (Nm. 21:14), “El libro de Jaser” (Jos. 10:13), y el libro de Enoc (Jud. 9,14).
Es de notar que en ningún momento estas fuentes son citadas en calidad de escritura con autoridad divina, sino como referencias que expresan una verdad. Las frases clásicas de la Escritura como “Así dice Jehová” o “Escrito está” no acompañan ni las citas ni se encuentran en los escritos originales. Pero vale la pena reiterar que una verdad es una verdad, no importa donde se le encuentre. No existe ninguna norma o razón por la cual un autor bíblico, bajo la dirección del Espíritu Santo, no pueda citar o expresar una verdad independientemente de su origen. <>
Pablo Santomauro
Referencias:
Norman Geisler, When Critics Ask, p. 507.
Geisler/Rhodes, When Cultists Ask, p. 236.