“Orando & Empujando”
Parte: IV
En los artículos previos, espero que le haya quedado claro al lector que Dios no solamente desea que nosotros “oremos”; sino que nos pongamos en acción también, para lo cual en esta serie hemos usado el verbo “empujar”.
Asimismo, en la Parte: III; los exhorté a que hicieran un estudio serio de los milagros que obró Jesús durante Su ministerio terrenal con el fin de que observaran que en cada uno de ellos, le confirió a la persona/s beneficiada/s el privilegio de ser partícipe de la bendición.
Además de Jesús, el personaje que más se destaca en el Nuevo Testamento por ser un hombre de “Orar & Empujar”, es el apóstol Pablo.
El Doctor Lucas dedicó más de la mitad del libro Hechos De Los Apóstoles, a compartir con nosotros las aventuras en pro del Evangelio de quien antes de su conversión había sido un perseguidor acérrimo de los del Camino.
Pablo llegó a tener tanta pasión y celo por proclamar el nombre de Jesús a todo el mundo conocido en su época; que hubo ocasiones en que el Espíritu Santo le prohibió o no le permitió predicar en ciertas ciudades (ver Hechos 16:6-7).
No es de extrañar entonces que todas las cartas de Pablo ya sea que fueran dirigidas a una iglesia o a un individuo en particular, están minadas de palabras exhortando a su lector o lectores a “Orar & Empujar”.
Anteriormente, ya había compartido las palabras del mandamiento que encontramos en 1 Tesalonicenses 5:17 de “Orar sin cesar”.
Pero existen otras exhortaciones escritas por la pluma de Pablo en cuanto a nuestra necesidad de “orar”.
En la Epístola A Los Romanos se nos ordena a “ser constantes en la oración” (12:12) y en 1 Corintios 7:5 a “ocuparnos sosegadamente en la oración”.
Asimismo, en Filipenses 4:6 leemos: “Por nada estéis afanosos; sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
Finalmente, en Colosenses 4:2; Pablo nos presenta como un imperativo “perserverar en la oración, velando en ella con acción de gracias”.
Aunque la temática específica de los versículos expuestos es la “oración”, no podemos pasar por alto el detalle que Pablo nos está “empujando” a “orar”.
Si Usted presta atención a la conjugación de los verbos “ser constantes, ocuparnos sosegadamente, perseverando”, podrá llegar a la conclusión que yo he llegado.
No tengo ninguna duda de que Pablo era un hombre de “oración” como lo fue Aquel que lo llamó cuando iba camino a Damasco; pero también fue un varón que se destacó al máximo por “empujar”. (Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”