“Orando & Empujando”
Parte: V
El Apóstol Pablo no estuvo aquel día en que Jesús previo a su ascensión al cielo como parte de su mensaje de despedida ordenó a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén, sino que se quedaran allí para esperar la promesa del Padre.
Pablo tampoco escuchó de los labios del Maestro decir:
“Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8)
Pero, fue en Damasco que después de tener aquel encuentro personal con Jesús que cambiaría su vida para siempre; en casa de un discípulo llamado Ananías se le sería confirmado que había sido escogido para “llevar el nombre de Nuestro Señor en presencia delos gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15)
Si bien es cierto en el mismo relato se nos informa que Pablo fue bautizado y “lleno del Espíritu Santo” (vs.17); yo personalmente creo que Dios lo escogió para ser Su apóstol porque había reconocido que Pablo era un hombre de carácter y no una persona como hoy abundan en las iglesias que “hablan mucho y no hacen nada”.
El pastor Chuck Smith en el libro Porque La Gracia Todo Lo Cambia escribió:
¡Qué interesante es ver que Dios escogió para esta tarea especial al judío que era el más celoso de las tradiciones de sus padres! (página 53)
Dios escogió a Saulo de Tarso, porque sabía que el mismo “celo” que había demostrado para la religión de sus padres, lo tendría todavía más para pregonar el Evangelio a todo el mundo conocido de su época con el poder de Su Espíritu.
Y Lucas continúa diciéndonos:
“Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. EN SEGUIDA PREDICABA A CRISTO EN LAS SINAGOGAS, DICIENDO QUE ESTA ERA EL HIJO DE DIOS…SE ESFORZABA, Y CONFUNDIA A LOS JUDIOS QUE MORABAN EN DAMASCO, DEMOSTRANDO QUE JESUS ERA EL CRISTO” (vs.20 y 22)
No tengo ninguna duda que los días que Pablo pasó en Damasco se dedicó mucho tiempo a “ORAR” ya sea en privado y también con los creyentes de aquella ciudad; pero “en seguida” se dedicó a predicar el Evangelio y se “ESFORZABA”.
En otras palabras, Pablo comenzó inmediatamente a cumplir el propósito por el cual Dios lo había llamado y le “ponía ganas”.
¡Pablo no había sido un hombre mediocre como fariseo y menos ahora como siervo de Jesucristo!
Y durante el resto de su vida, nos demostró ser un ejemplo de “ORAR” y “EMPUJAR”. (Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”