Cómo formar rebeldes por Cristo
¡Atención Padres!
En un mundo donde la rebeldía contra Dios aumenta exponencialmente, los padres cristianos venimos fallando vergonzosamente en la crianza de nuestros hijos. Los conceptos vertidos a continuación son surgidos de nuestra propia experiencia y los principios expresados en la Biblia, y si bien no hay garantías en este mundo imperfecto, todo padre que ama a Cristo y a sus hijos, hará bien en asimilarlos y aplicarlos en la medida de lo posible. Como somos enemigos de las largas introducciones, pasamos ahora directamente al grano.
1) Nuestros hijos van a ser rebeldes, no importa qué, de una manera u otra. La opción delante de ellos es ser rebeldes por Cristo o contra Cristo. La incógnita es: ¿Serán conformados a la sociedad pagana en la que viven o se rebelarán contra el status quo?
2) Los cristianos han sido y son los rebeldes más notorios que el mundo ha conocido (Hch. 17:6). Esta es la razón por la que los comunistas y las fuerzas seculares de todo ángulo nos temen tanto. Dios nos ha llamado a obedecerlo a él, aun cuando los gobiernos o aquellos alrededor nuestro nos insten a lo contrario (Hch. 5:29). Somos llamados a no conformarnos (adaptarnos) a este mundo (Ro. 12:1-2). Aun cuando los poderes de este mundo o la ciudadanía haya votado que debemos hacer algo que Dios condena, debemos obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch. 5:29; Ro. 3:4).
3) Nuestros hijos deben ser enseñados desde la cuna para que se levanten contra el status quo. Deben decir ¡NO! a todos los intentos del mundo de seducirlos para que caigan en la incredulidad y el pecado. Use principios escriturales para enseñarles que:
a. Deben ser rebeldes por Cristo.
b. Sólo los cobardes siguen a las mayorías.
c. Sean fuertes y aprendan a resistir solos.
d. Desprecien o desechen lo que otros jóvenes hacen. Son títeres atarantados por el diablo.
e. Hagan lo que Dios manda e ignoren lo que sus compañeros dicen.
f. No sean tontos como para aceptar ciegamente lo que sus profesores y libros de texto dicen. Si lo que dicen está equivocado, planteen sus objeciones y argumenten en clase.
g. Se necesita valentía para rehusar hacer lo malo aunque tengan que sufrir por ello.
h. Desdeñen o desprecien ser populares, Jesús no fue popular y nos advirtió contra ser populares (Lc. 6:26).
i. Sean líderes y no seguidores. Son nuestros hijos los que deben establecer los estándares, no los hijos de los paganos. No permitan que ellos los fuercen a compartir su mediocridad.
j. No pierdan tiempo y dinero en lo que está de moda, las nuevas ondas o estúpidas formas de vestirse. No dejen que los idiotas les digan cómo vestirse.
k. Traten siempre de triunfar. Busquen la medalla de oro. No permitan que los lelos drogatas/ fumetas/ marihuaneros los detengan.
l. Ustedes están aquí para glorificar a Dios y hacer su voluntad. Persigan ese objetivo incansablemente.
Ustedes, como padres, deben encargarse de presentar a sus hijos a los rebeldes de
Dios como Moisés, Gedeón, Daniel y otros héroes bíblicos (He. 11). Háganles leer biografías de rebeldes cristianos famosos como Agustín, Calvino, Lutero. Edwards, Mildred Cable, Schaeffer, etc. Elogie a estos grandes valientes por no temer a luchar solos y estar dispuestos a sufrir y aun morir por lo que creyeron.También señalen a sus hijos que tan estúpido es vivir para los placeres personales y las posesiones materiales (Mt. 16:26), y díganles cuan orgullosos ustedes se sienten cuando ellos muestran el valor de hacer lo que es bueno y correcto, verdadero y justo.
Ustedes, padres, deben predicar con el ejemplo. Muestren su respeto por la Biblia leyéndola delante de sus hijos y no eviten los devocionales familiares. En una casa de Dios se mide la sinceridad de nuestro amor a Cristo por las horas en que la “caja boba” (el televisor) está apagada en lugar de encendida.
No podría dejar de sugerirles que lean buenos libros de apologética para que cuando sus hijos hagan preguntas ustedes puedan darles respuestas sólidas. No sea un pigmeo doctrinal porque no tendrá el respeto de ellos. Compenétrese con los temas actuales en los que el humanismo secular está batallando contra el cristianismo y los valores morales, y sepa contrarrestarlos con buenos argumentos.
Por último, absténgase de hacer comentarios negativos sobre la iglesia y sus ministros. No sea un murmurador quejumbroso y de espíritu amargo. Sus hijos abandonarán la iglesia cuando crezcan si acostumbraron escucharlo a usted criticar al pastor y la iglesia. Muchos cristianos hoy demandan perfección de sus líderes en la iglesia local y cuando ellos no colman sus expectativas, critican al pastor aun delante de sus niños. En lugar de ello, inculque en sus hijos el respeto por la iglesia y sus siervos. <>
Pablo Santomauro