¡IGLESIA, DULCE IGLESIA!
Parte: I
En el capítulo 13 de la Epístola A Los Hebreos, el autor de la carta comparte con sus lectores una serie de mandamientos en relación a lo que deben ser algunos de nuestros deberes como seguidores de nuestro Señor Jesucristo y como miembros de un cuerpo que es Su Iglesia.
Y el primero de ellos, se encuentra precisamente en el versículo 1 y dice así: “Permanezca el amor fraternal”
En otras versiones el mismo versículo se presenta de la manera siguiente:
“No dejen de amarse unos a otros como hermanos” (Dios Habla Hoy)
“Sigan amándose unos a otros fraternalmente” (Nueva Versión Internacional)
He conservado una tarjeta que un matrimonio de nuestra iglesia me dio por la celebración de uno de mis cumpleaños y en la cual aparecen no solamente las palabras de Hebreos 13:1, sino también un mensaje en forma de Bienaventuranzas:
Bienaventurados los hermanos que te toman el pelo y te hacen reír;
Pero con quienes es muy grato pasar el rato y compartir.
Bienaventurados los hermanos que a veces son regañones;
Pero cuando las cosas van mal están a tu lado sin condiciones.
Bienaventurados los hermanos de quienes podemos depender;
¡Y bienaventurado soy yo que tengo el mejor hermano que puede haber!
Si bien es cierto existen ocasiones en que el diablo infiltra a la vida de la iglesia personas que hacen la obra de demonios con la diferencia de que se han “bautizado”, los cuales provocan tiempos tenebrosos para el pastor y la congregación; en los veinte años que he tenido el privilegio de servir en la obra del Ministerio, las apariciones de éste tipo de individuos no ha sido la regla sino la excepción, a pesar de que las consecuencias físicas y emocionales de la división provocada permanezcan por un tiempo.
Hoy y por este humilde don que Dios me ha dado de poner por escrito los pensamientos que fluyen de mi corazón doy gracias a Dios y en gran manera, por todos los hermanos y hermanas que se han convertido en mis Bienaventurados, que me han edificado con el testimonio de sus vidas, que han contribuido para que mi carga sea más ligera y que me han animado a proseguir en el camino de servir a Dios.
Y como adecuadamente se encontraba escrito en la tarjeta que fue la inspiración de este artículo, mi acción de gracias para los Bienaventurados que “cuando las cosas van mal…están a mi lado sin condiciones” (Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”