“MIS AMIGOS” Los Adventistas del Séptimo Día
Parte: II
¿Cuál es el motivo de escribir esta serie de artículos acerca de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
En los primeros dos años después de haber solicitado por mi propia voluntad que mi nombre fuera removido de las filas de la Iglesia Adventista el bombardeo de cartas y llamadas telefónicas se volvió intenso.
Los mensajes variaban en su presentación pero no en su contenido con expresiones como las siguientes:
“No puedo creer que alguien que tenía un futuro brillante dentro de la organización Adventista, ahora esté en el camino de la apostasía”
“¿Cómo es posible que después de haber conocido la verdad, hoy eres parte de Babilonia la grande?”
“¡Nunca serás feliz apartado de la única iglesia que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo!”
Si yo no escribiera una palabra más, puedo asumir que un lector con un poco de discernimiento espiritual, se puede percatar con lo poco que he mencionado que “mis amigos” los Adventistas, se creen como dice un colega en el Ministerio que “ellos son la única Coca-Cola en el desierto”.
Pero Usted podría alegar: ¡Un momento…no podemos culpar a toda una denominación por lo que digan unos pocos!
Yo siempre he sido un enemigo de aquellos que crean estereotipos negativos basados en la conducta de ciertos individuos de una nacionalidad o religión en particular; pero lamentablemente la Iglesia Adventista del Séptimo Día en todos sus niveles cree ser la UNICA IGLESIA VERDADERA QUE DIOS TODAVIA TIENE EN EL PLANETA TIERRA y no importa si en una ciudad son dos o dos mil “ellos son la única Coca-Cola en el desierto”.
Pero si Usted tiene la “paciencia de los santos” (Apocalipsis 14:12), terminología Bíblica que según los Adventistas se refiere proféticamente a ellos mismos; Usted podrá esperar que a medida avanza esta serie, un servidor le pueda demostrar con evidencias extraídas directamente de la literatura Adventista, lo que en realidad ellos creen de aquellos que no son miembros de su iglesia y cuál es el destino final para aquellos que no observen el Sábado como día de descanso cuando llegue el llamado en los “últimos días a salir de Babilonia”.
Asimismo deseo aclarar, que el 99% de los “llamados al arrepentimiento” que recibí en los primeros dos años no eran de “laicos” sino de pastores u otras personas muy vinculadas a la obra Adventista ya fuera en la profesión médica como en la educativa.
La programación mental a la cual había sido sometido por diferentes medios, en cuanto a la observancia del Sábado, los escritos de Elena G. de White, la interpretación profética del rol de la Iglesia Adventista en los últimos días, etcétera; y todo aquel bombardeo de mensajes tuvieron su efecto en mi estado emocional a tal punto de que llegué a creer que en realidad me había convertido en un “apóstata” al abandonar las filas de la Iglesia Adventista y que posiblemente había cometido el “pecado imperdonable” al haberse retirado la gracia de Dios de mi persona.
Pero todo cambió un Viernes por la tarde observando la puesta de sol desde el balcón del apartamento que residía en la ciudad de Glendale. (Continuará)
Gracia y Paz Sergio “Amigo de Jesús”