¿A Quién Iremos?
Parte: VIII
Autor: Sergio A. Perelli
Jesús nunca fue un hombre que anduviera con rodeo de palabras cuando se le presentaba la oportunidad de confrontar a las personas con la verdad del Evangelio y con el costo que se requiere para ser un verdadero discípulo suyo y no un creyente del montón.
Las pruebas de lo escrito, las podemos observar en los encuentros que el Maestro tuvo con Nicodemo, con el joven rico, con Anás y Caifás, con Pilato y con los principales de los fariseos y saduceos en varias oportunidades.
Por lo menos una vez al año las cadenas televisivas FOX o CNN, invitan a sus programas de más audiencia, a uno de los ‘pastores’ de más renombre en la Unión Americana, no solamente por las decenas de miles que asisten a sus ‘exposiciones motivacionales’ cada semana, sino también por los libros que ha escrito que se convierten rápidamente en bestsellers aún dentro del mundo secular.
Dos semanas antes de escribir esta parte conclusiva de la serie ¿A Quién Iremos?, el ‘pastor’ de quien estoy haciendo referencia y su esposa fueron invitados a una entrevista con el fin de presentar su nuevo libro.
Un par de años atrás, sus labios le comenzaron a balbucear mientras contestaba a la pregunta: ¿ES JESUS EL UNICO CAMINO AL CIELO?
El mismo cuestionamiento se le hizo en esta ocasión a lo cual respondió con un poco más de firmeza, pero todavía usando expresiones diluidas para no ‘ofender’ a nadie; porque el ‘COBARDE QUE HAY EN EL’ siempre aflorará hasta que no se convierta en un verdadero discípulo de Jesús; a pesar de que sus libros solamente hablan de los ‘campeones’ y ‘gigantes’ que hay en nuestro interior, pero es obvio para mí que él no reconoce que ¡JESUS ES CAMPEON DE CAMPEONES!
Hace dos mil años atrás, cuando Jesús confrontó a los doce con la pregunta: “¿Queréis acaso iros también vosotros?”, no fue un Doctor en Teología sino un simple pescador que contestó:“Señor ¿A QUIEN IREMOS? TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA” (Juan 6:68).
Fue el mismo Simón Pedro, que cuando Jesús preguntó en otra oportunidad “¿Quién decís que soy yo?”, él contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
La Iglesia Cristiana del Siglo XXI necesita genuinos pastores y no ‘asalariados’, necesita evangelistas y no ‘mercantilistas’, necesita siervos y no ‘proletarios’, necesita ovejas y no ‘cabritos’, necesita discípulos y no meramente ‘gente religiosa’.
La Iglesia del Siglo XXI tiene una gran urgencia de un discipulado sólido en la Palabra de Dios, apartada de las filosofías creadas por el hombre que proponen un mejoramiento pasajero de las necesidades emocionales del corazón; pero ignorando intencionalmente que es la desobediencia al Creador y a Sus mandamientos, la única razón de los problemas que aquejan a la humanidad.
La Iglesia del Siglo XXI tiene el deber de proclamar sin temor cuando nos pregunten ¿A quién iremos?: ¡SOLAMENTE JESUS TIENE PALABRAS DE VIDA ETERNA!
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”