Los Que Viven Parte 3

“Los Que Viven…”

Autor: Sergio A. Perelli

Parte: III

“En este mundo no se puede estar seguro de nada, salvo de la muerte y de los impuestos” (Benjamín Franklin).

La frase célebre pronunciada por el famoso estadista y científico estadounidense, y cuya foto aparece en los billetes de cien dólares, contiene una gran verdad; y aunque algunos se puedan ingeniar para ‘salvarse de los impuestos’, nunca podrán hacer lo mismo para ‘salvarse de la muerte’ porque “los que viven…saben que han de morir” (Eclesiastés 9:5).

El 5 de Octubre del año 2011, falleció Steve Jobs. El día de su muerte la corporación Apple tenía un valor estimado de 350.670 millones de dólares, siendo la compañía más bursátil del mundo solamente debajo de Exxon; y el patrimonio personal del Señor Jobs era de 8.3 millones de dólares.

Pero el ‘genio de la manzana’ como se lo conocía, su dinero y su sabiduría para marcar el rumbo de la computación y el diseño de nuevas tecnologías de comunicación para el mundo del siglo pasado y del presente, no pudieron detener la metástasis de un cáncer en su páncreas lo cual lo llevó a la muerte a la edad de 56 años.

El mismo Salomón que escribió “los que viven saben que han de morir”, también dejó por escrito lo siguiente: “no hay hombre que tenga potestad para refrenar el viento con el viento; ni potestad sobre el día de la muerte” (Eclesiastés 8:8, Nueva Biblia De Los Hispanos).

No debe ser sorpresa para nadie de que todos caminamos en dirección a encontrarnos con el día de nuestra muerte; la sorpresa para muchos ocurrirá el día en que su corazón marque el latido final.

El día que Jesús resucitó a Lázaro, le dijo a Marta su hermana:“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25,26).

Nuestro Señor Jesús pronunció decenas de aseveraciones como la anterior, pero ¿por qué escogí la que aparece en la ocasión que el Maestro resucitó a su estimado amigo Lázaro?

La razón está en que al final de las palabras que Jesús le dirigió a Marta, se encuentra una pregunta: “¿CREES ESTO?”

La hermana de Lázaro no se demoró en responderle a Jesús:“¡SI SEÑOR: YO HE CREIDO QUE TU ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS QUE HAS VENIDO AL MUNDO!” (27).

Millones de personas dicen ‘creer en Jesús’ pero solamente en el personaje histórico y no en Aquel que puede darnos vida más allá de la muerte.

Otros tantos y aún dentro de las iglesias profesan ‘creer en Jesús’ pero viven en desobediencia a Su Palabra; a éstos últimos Jesús tuvo en Su mente al decir: “en verdad les digo que si alguien guarda (obedece) Mi palabra, no verá jamás la muerte” (Juan 8:51).

Creer meramente por creer o creer sin obedecer, solamente traerán como resultado no recibir la vida eterna en el día de nuestra muerte.

“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad…El que dice: yo le conozco, y no guarda Sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 1: 5, 6; 2:4). 

Así que cuando decimos “creer en Jesús”, debemos hacerlo no solamente con la convicción que lo hizo Marta la hermana de Lázaro, sino también con una vida que manifieste evidencias tangibles de que nuestra vida va de la mano de nuestra profesión de fe. (Continuará)

Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”

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