“Los Que Viven…”
Parte: VI
Autor: Sergio A. Perelli
“No es que tenga miedo de morirme…es tan sólo que no quiero estar allí cuando ocurra”
¿Recuerda Usted esta frase célebre de Woody Allen, que usé en el primer artículo de esta serie?
Aprecio que el famoso actor y director del mundo cinematográfico no tenga miedo de morirse, y para hacer honor a la verdad un hijo de Dios tampoco debería tener miedo a la muerte; en lo que no estoy de acuerdo con el Señor Allen es que ninguno de nosotros se va escapar de encontrarse con la muerte, no importa si queremos estar o no estar allí cuando ése día llegue.
“Los que viven saben que han de morir…”. La pregunta más importante que debemos hacernos es: ¿en qué condición espiritual vamos a llegar el día de nuestra muerte?
Anteriormente pudimos leer de la pluma del Apóstol Pablo que“la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Las Sagradas Escrituras claramente enseñan que una persona que el día de su muerte física se encuentra también en la condición de muerte espiritual, recibirá de parte de Dios lamuerte eterna; y esto significa separación sin fin de estar delante de Su presencia.
Por tal razón nuestro Señor Jesús hizo la siguiente advertencia:“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien teman a Aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28, Nueva Biblia De Los Hispanos).
¿Enseña la Biblia que hay otra oportunidad de salvación después de la muerte física, en especial si la persona fallece en el estado de muerte espiritual? ¡NO! ¡NO! ¡NO!
No existe ningún versículo en la Palabra de Dios que estudiado en su contexto correcto, por el cual se pueda llegar a la conclusión de que un ritual religioso sea una misa por los muertos, un bautismo por los muertos, etcétera; pueda contribuir en cambiar la mente de Dios en cuanto a donde debe estar una persona el día de su muerte.
El Apóstol Pablo escribió: “Está decretado (establecido) que los hombres mueran una sola vez y después de esto, el juicio” (Hebreos 9:27, N.B.H.).
Y el mismo siervo Dios advirtió que “los que practican inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes…no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21, N.B.H.).
Satanás ha sido muy astuto en seducir a muchas personas (ateos y creyentes) a creer que siendo que “Dios es amor”, El no va a mandar a nadie al infierno. ¡CUIDADO!
Si alguno de los lectores ha arribado a tal ‘posición teológica’, es mi deber exhortarlo a volver a leer la historia de la caída de Adán y Eva en el Jardín del Edén, y así recordar que las palabras seductivas de la serpiente contenían también la expresión: “no moriréis”.
“La paga del pecado…”, ha sido, es y siempre será muerte; así que “los que viven saben que han de morir…”; pero también sabemos que la muerte física acompañada de muerte espiritual traerá como resultado final la muerte eterna.
Pero, ¿es el deseo de Dios condenar a una persona a la muerte eterna cuando llegue el día de su muerte física? ¡De ninguna manera!
“El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con Ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9 N.B.H.).
El verbo “perecer” en este versículo no es una referencia a lamuerte física sino a la muerte espiritual que como hemos demostrado conlleva el pensamiento de muerte eterna.
El Apóstol Pedro claramente nos deja saber que Dios no desea que “nadie perezca”, y para confirmarnos el deseo de Su corazón Pablo no concluyó Romanos 6:23 con: “La paga del pecado es muerte”, sino que agregó: “pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Continuará).
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”