En honor de…
Autor: Sergio A. Perelli
El 31 de Enero del año 2012, los cuerpos del Pastor John Casias y de su esposa Wanda, fueron encontrados sin vida por uno de sus hijos en la cercanía de su propiedad, cada uno con un cable eléctrico enrollado en el cuello, y con evidencias visibles en sus caras y en el resto de sus cuerpos de haber recibido una dura golpiza previo a ser vilmente martirizados.
John y Wanda, originarios del estado de Colorado, residían en México desde el año1983, y al tiempo del horrendo crimen perpetrado en contra de ellos, servían a la obra de Dios en la Iglesia Bautista de Santiago, una población ubicada a unos 35 kilómetros de Monterrey, capital del estado de Nuevo León en el país ya mencionado.
El trágico incidente, me trajo a la memoria de que el 26 de Enero del año anterior, Nancy Davis, una misionera americana de la Iglesia Metodista, había sido asesinada a balazos por un grupo de hombres armados, mientras que junto a su esposo Sam viajaban en su vehículo por una carretera cercana al municipio de San Fernando, en el estado de Tamaulipas.
En ambos casos, las autoridades dieron a entender que los culpables de estos incidentes, eran personas vinculadas con alguno de los carteles del narcotráfico, y como es de conocimiento de propios y extraños desde hace ya unos años han generado una ola de violencia incontrolable en varias regiones del territorio mexicano.
¿En qué quedan generalmente las investigaciones de esta clase de crímenes?
¡Absolutamente en nada! ¡Y tampoco me voy a disculpar delante de los lectores por mi falta de fe en los gobiernos de este mundo y menos en los de América Latina!
Pero lo que sí es una realidad para mi persona, es que los pastores, misioneros y sus respectivas familias; se han convertido también en un blanco de aquellos de los cuales escribió el Apóstol Pablo pertenecen a los “principados, potestades y gobernadores de las tinieblas de este siglo”(Efesios 6:12).
Mis labios no pueden permanecer cerrados y mis manos paralizadas; y de esta manera ignorar y tirar en el tintero del olvido los nombres de John, Wanda y Nancy, y de otros siervos y siervas de Dios que continuarán siendo víctimas de los ataques mortíferos de Satanás, ni en México, ni en otras partes del mundo.
Por otro lado, aunque el Pastor John Casias ya se encuentra gozando de estar en la presencia de nuestro Señor Jesús; es mi privilegio pasar la antorcha del anhelo de su corazón, el cual una vez expresó así:
“La única esperanza para el pueblo mexicano de hoy es JESUS EN ELLOS LA ESPERANZA DE GLORIA.”
La verdad es que: “LA UNICA ESPERANZA PARA EL PUEBLO DE AMERICA LATINA, ES JESUS LA ESPERANZA DE GLORIA.”
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”