Una Lección Espiritual del Salmo 105
Esperando la llamada de un amigo y colega, el teléfono sonó y al responder me di cuenta por la voz que era otra persona. Inmediatamente se identificó como uno de mis ex estudiantes del Colegio Bíblico, que se había enterado de nuestros planes de ir como familia un año a residir al Uruguay a mediados del 2013.
Después de tener un tiempo de intercambio conversacional, se ofreció a orar por mi persona, no sin antes pedirme el permiso de leerme los primeros cinco versículos del Salmo 105, a lo cual accedí.
Una vez concluida su oración en favor de un servidor, de mi familia y planes futuros; le agradecí de todo corazón su gran gesto de aprecio y cortesía, y nos despedimos.
Dos días después, muy temprano a la mañana; Dios puso en mi corazón el deseo de volver a leer directamente de mi Biblia y meditar en las palabras de los versículos 1 al 5 del Salmo 105, que anteriormente mi oído había recibido a través del auricular de un teléfono.
“Den gracias al Señor, invoquen Su nombre. Den a conocer Sus obras entre los pueblos. Cántenle, cántenle. Hablen de todas Sus maravillas. Gloríense en Su santo nombre.Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y Su fortaleza. Busquen Su rostro continuamente. Recuerden las maravillas que El ha hecho; Sus prodigios, y los juicios de Su boca” (Nueva Biblia De Los Hispanos)
El autor anónimo del Salmo 105 escribió tal salmo con el propósito de recordarle a Israel las maravillas que Dios hizo a favor de su nación primeramente al sacarlos de Egipto en donde habían sido esclavos por cuatro siglos, y después durante su travesía de cuarenta años por el desierto rumbo a la Tierra Prometida.
Pero también, les dio una serie de exhortaciones con el carácter de mandamientos y que están claramente marcados en los primeros versículos:
¡DEN GRACIAS! ¡INVOQUEN! ¡DEN A CONOCER! ¡CANTENLE! ¡HABLEN! ¡GLORIENSE! ¡ALEGRENSE! ¡BUSQUEN! ¡RECUERDEN!
La actitud del Salmista es muy contraria a la de muchos predicadores de hoy en día que solamente estimulan a sus congregaciones a dirigirse a Dios con expresiones al borde del atrevimiento como lo son: ¡PIDE! ¡RECLAMA! ¡ATA! ¡DESATA! ¡REPRENDE! ¡APODERATE!
¿Y qué tal de aquellos que pregonan que nuestras oraciones de fe pueden llegar a persuadir un cambio en la voluntad de Dios para que obre en favor de nuestras peticiones?
Nuestra naturaleza pecaminosa siempre nos lleva a enfocarnos en el ‘yo’; por tal razón el verdadero Evangelio ha sido distorsionado en un gran sector de la Iglesia de nuestros días, con ‘otro evangelio’, que solamente persigue el fin de satisfacer las necesidades o metas personales basadas en una relación de interés y hasta manipulativa con Dios y no en una relación de genuina adoración y acción de gracias.
¿Cómo comienza el Salmo 105? “¡DEN GRACIAS!” Y en mi devocional de aquella mañana también descubrí que el Salmo 106 y el 107 que posiblemente fueron escritos por la misma persona, ambos tienen una introducción similar: “¡DEN GRACIAS AL SEÑOR!”.
La historia de la relación de Israel con Dios, fue constantemente contaminada con el veneno de la ingratitud, y de la insatisfacción; y solamente eran ‘agradecidos’ cuando recibían respuesta a sus deseos carnales. Pero cuando atravesaban tiempos de adversidad, muy pronto se olvidaban de las “maravillas” con las cuales habían sido bendecidos en el pasado, y volvían a rendirse a un espíritu de queja y murmuración en contra de Dios.
Todos nosotros en más de una oportunidad, hemos abierto las puertas de nuestra mente y corazón, a los pecados de la ingratitud y de la insatisfacción; pero gracias al autor del Salmo 105 por recordarnos que en vez de optar por confrontar la Soberanía de nuestro Creador para nuestras vidas, existe un camino mejor y es el de: “¡DAR GRACIAS!”.
Gracia y Paz
Sergio
“Amigo de Jesús”