A Padres En El Ministerio…
Autor: Sergio A. Perelli
Aferrado a mi brazo
llorabas en desesperación;
clamando por tu hijo,
que ha caído en tentación.
No pude contener mis lágrimas
y en silencio me uní a tu dolor;
rogando al Dios de los cielos,
que te cubra con Su amor.
Los siervos de Dios no estamos exentos
de los ataques de Lucifer;
nuestros hijos son un blanco perfecto,
para que en ellos su ira deje caer.
Tú no eres el único padre
cuyo hijo su corazón ha quebrantado;
pero quiero que recuerdes
que el Consolador está a tu lado.
La situación puede ser difícil,
pareciera no tener solución;
de una cosa estoy seguro,
rendirnos no es una opción.
Mantengámonos firmes en la batalla,
con la armadura de Dios vestidos;
y especialmente en Su Palabra,
debemos permanecer asidos.
Por todos nuestros hijos,
orar, orar y orar;
para que la Espada del Espíritu,
sus corazones pueda quebrantar.