“Sea la LUZ, y fue la LUZ”
Autor: Sergio A. Perelli
El 20 de Diciembre 2013, la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.), juntamente con la U.N.E.S.C.O., declararon el 2015 como el Año Internacional de la Luz (I.Y.L.), por ser la luz la que impulsa el desarrollo de las tecnologías y la riqueza cultural.
Ahmed Zewail, premio Nobel e investigador del Instituto de Tecnología de California (CalTech), expresó lo siguiente respecto a la decisión de la O.N.U.: “La civilización no existiría sin luz, la luz de nuestro Sol”. Y John Matler, científico de la NASA, declaró: “La luz nos da vida a través de la fotosíntesis, nos permite ver hacia atrás en el tiempo, y nos ayuda a comunicarnos entre nosotros”.
Sin temor a equivocarme puedo asegurar que cuando los oficiales de la O.N.U. y de la U.N.E.S.C.O., se pusieron de acuerdo para que el 2015 fuera considerado el Año Internacional de la Luz, ninguno de ellos propuso darle honor y crédito al relato del primer libro de la Biblia que nos dice:
“En el principio creó DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo…Y dijo DIOS: SEA LA LUZ; y FUE LA LUZ. Y vio DIOS que LA LUZ ERA BUENA; y separó DIOS LA LUZ de las tinieblas. Y llamó DIOS a LA LUZ DIA” (Génesis 1:1-5).
Lo descrito en el párrafo anterior ocurrió en el primer día de la Creación; pero en la narración del cuarto día leemos lo siguiente:
“Dijo luego DIOS: Haya LUMBRERAS en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por LUMBRERAS en la expansión de los cielos para ALUMBRAR sobre la tierra. Y fue así. E hizo DIOS las dos GRANDES LUMBRERAS; la LUMBRERA MAYOR (SOL), para que señorease en el día, y la LUMBRERA MENOR (LUNA), para que señorease en la noche; hizo también las ESTRELLAS.Y las puso DIOS en la expansión de los cielos para ALUMBRAR sobre la Tierra…para separar la LUZ de las tinieblas” (Génesis 1:14-18).
En el cuarto Evangelio del Nuevo Testamento se nos dice que: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por El fueron hechas, y sin El nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En El estaba la vida, y la vida era la LUZ de los hombres…aquella LUZ verdadera que ALUMBRA a todo hombre, venía a este mundo…pero el mundo no le conoció” (Juan 1:1- 4, 9,10).
El Apóstol Juan, concluye el párrafo al cual hice referencia haciendo énfasis en que “el mundo no le conoció”. ¿A quién? A la “¡LUZ VERDADERA QUE ALUMBRA A TODO HOMBRE!”.
Desde que ha existido la raza humana millones de personas no han reconocido al Dios que “en el principio hizo los cielos y la tierra”, y tampoco a Su Hijo Jesucristo quien era “en el principio con Dios”. Así que no es de extrañar que ni la O.N.U., ni la U.N.E.S.C.O., al declarar el año 2015 como el Año de la Luz den crédito a Aquel que en el primer día de la Creación dijo: “Sea la LUZ, y fue la LUZ”.
A los seguidores del Camino, el mismo Jesús nos ha declarado ser la “LUZ DEL MUNDO” (Mateo 5:14), pero el privilegio viene de la mano de un mandamiento: “ALUMBRE VUESTRA LUZ DELANTE DE LOS HOMBRES” (Mateo 5:16).
Si nosotros verdaderamente creemos ser miembros de un “pueblo adquirido por Dios”, entonces debemos también “anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su LUZ admirable” (1Pedro 2:9).
Nuestra responsabilidad no es de estar ‘políticamente correctos’…sino de proclamar que “Jesús es la LUZ del mundo; y el que le sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la LUZ de la vida” (Juan 8:12).